Capitulo 4. He sido descubierto

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―Pareces muy inofensivo, siempre estas emanando todo este encanto y las sonrisas maliciosas pero no eres cualquier tipo.

―Así que para los que fingimos, podemos conocernos entre nosotros.  ―pregunta otra vez con malicia pero en ningún momento niega lo que digo―. Posiblemente tengas razón.

―Estas coqueteando conmigo, Mason? ―enarco una ceja.

Su hoyuelo vuelve a marcarse. ―Ni siquiera he comenzado.

Pongo mis ojos en blanco. ―No termino de entender algo... ¿Cómo es que todos saben quién eres? ―le pregunto.

―Estuve en campeonatos de boxeo durante 4 años. ―me responde―. También muchas personas de esta facultad asistieron a mi secundaria... Y mi hermano menor suele hacer fiestas algunos fines de semana. La fiesta en la que nos conocimos la hizo él.

―Esa era tu casa?

―Sí.

―Y tus padres?

―Estaban de viaje para esos momentos. ―Mason estira mucho más los pies. Tenía a sus padres juntos. Qué envidia―. Y tú?

―Vivo sola. ―digo―. Bueno vivía con Mónica y Samantha pero ya estoy viviendo sola.

―Tus padres?

Apretó mis labios. ―Están divorciados. ―le respondo cortando el tema de una vez.

―Como haces para mantenerte? ―me pregunta cambiando de tema al ver mi expresión―. La última vez te vi renunciar al trabajo.

―Estoy desempleada. ―lo admito en voz alta―. Completamente desempleada.

―Por que no buscas un trabajo por aquí?

―Y dejar que todos me vean. ―hago una mueca―. Necesito ejercer carácter, Mason. Esa no es una sugerencia muy conveniente.

―Y qué hay de malo en eso? ―se encoge de hombres―. Juro que sigues dando miedo, presidenta. ―me dice en tono confidencial. Yo sonrió. ―¡Una jodida sonrisa! Eso está mejor.

Pongo los ojos en blanco una vez más y vuelvo a mi estado natural. ―Sigo sin entender que quieres de mí, Mason.

―Una amistad sana.

―Quizás Mason, quizás....

-

Después de irnos de las gradas del campo de futbol, no le podía asegurar a Mason algo de lo que ni yo misma estaba segura, ¿Una amistad con un hombre? ¿Cuan peligroso era algo como eso? Y no porque desconfié de mi seguridad, puedo controlarlo, el problema es la distracción. Ya le había dicho que lo pensaría así que no hay vuelta atrás. Layla dijo que estarían comiendo cerca de aquí, yo no tenía carro y Mason ofreció su camioneta para ir, así que acepte.

Me siento en el asiento del copiloto. ―El cinturón de seguridad, presidenta.

Su mano viaja hasta mi puesto y cuando lo agarra para deslizarlo, la agarro antes de que baje al seguro. Aun sosteniéndola, el me mira a los ojos. Su mano es cálida como sus brazos la vez que me agarro sin que lo quisiera. Este es un viejo truco. ―Puedo hacerlo.

―He sido descubierto. ―dice y sonríe.

―Fue un movimiento predecible. ―le respondo―. El truco de agarrar el cinturón y deslizarlo para tocar mis senos? Puedes buscar un truco mejor.

―Estaba probando cuan precavida eres. ―dice―. Eres un 10 en todo, presidenta.

Si supiera... ―Pude sentir tus intenciones de aquí a kilómetros.

PRESIDENTA (Historia corta) ¡TERMINADA! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora