Capítulo 1: Volver a ver

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Abrí los ojos y me sentí como cuando despiertas después de haber dormido muchas horas. Todo estaba oscuro y me llegaba un relajante olor a tierra húmeda.
Aspire fuerte, dejando que el olor inundara mi ser. Pero la realidad me cayo como un cubo de agua fria, "Yo me maté, yo no puedo estar viva" pensé mientras revivia las imagenes de mi suicidio. "¿Qué demonios es esto?"
Decidí averiguar donde estaba, con muchos esfuerzos intente pararme, pero me sentía congelada, sin poderme mover.

—Ok, ok, linda, tranquila, no vas a lograr nada— escuché una voz proveniente de un lugar desconocido
—¿Q-Qué?—pregunte en voz alta
—No vas a lograr nada moviendote de esa forma.
—¿Quién eres y dónde estas?
—Mi nombre es Theodoro y estoy arriba de ti.
—Pero no puedo verte.
—Ya sé, ya sé, es que el problema es que tu todavía estas en tu ataúd del cual tengo que enseñarte a salir, que por cierto, tus padres tienen un excelente gusto, te compraron un ataúd de fina madera de roble tallada con un toque de...
—Espera, ¿dijiste, un ataúd?
—Claro, ¿qué esperabas? Estas muerta, es normal que te metan en un ataúd, seria raro si te hubieran tirado por el escusado.
—Entonces si estoy muerta...
—Por supuesto que lo estas, con ese corte, ¿quién podría seguir vivo?
—No puedo creerlo.
—Pues créelo chica, ahora estas muerta y ya no hay vuelta atrás.
—Pero, si estoy muerta, ¿Por qué sigo en este ataúd? ¿No debería estar en el cielo, o en el infierno?
—Oh, si, eso, tranquila, es algo normal. Sigues ahí por que necesitas tomar una importante decisión.
—¿Cuál?
—La de quedarte en el mundo de los vivos, o irte a otro plano.
—Ósea, si decido quedarme en el mundo de los vivos, ¿reviviré?
—¡Ay niña! No, lo que esta hecho, hecho esta, ya no puedes revivir, a lo que yo me refiero, es que te quedes en forma espiritual aquí.
—¿Cómo un fantasma?
—Sí, exacto, como un fantasma.
—Ok...Pero, si decido irme a otro plano, ¿Adónde iría?
—Eso si que no te lo puedo decir, es algo que se descubre cuando ya tomas tu decisión.
—¿Y por qué me das a elegir esto?
—¿En algún momento de nuestra conversación te cuestionaste mi existencia?— Negué con la cabeza, pues supuse que el si me podía ver—¡Oh linda! Déjame decirte, que ese es mi trabajo.
—Así que le preguntas a cada persona que muere si decide quedarse como fantasma o trascender.
—Mmmm...bueno, algo así, la verdad, es que solo yo les doy esta decisión a las personas que pienso que se lo merecen.
—¿Y por qué me lo merezco yo?.
—Por qué...— Cambio el tono de voz alegre que tenia, a uno melancólico—yo vi toda tu vida nena, vi todo lo que tuviste que soportar, todo lo que sufriste, por lo que pensé que si merecías esto.
—Bueno...gracias.
—Si...Pues, creo que ha llegado el momento de que me des tu respuesta.
—Sí, eso creo.
—Entonces, ¿Cuál fue tu decisión?

Lo pensé y lo pensé, le di mil vueltas en mi cabeza, y por fin, tuve mi respuesta.
—Me gustaría...quedarme como fantasma en este mundo— El morbo y la curiosidad de saber lo que paso en el mundo después de mi muerte, era mas fuerte que yo.
—¿Estas segura? Déjame decirte, que tu decisión es permanente.
—Sí, estoy segura.
—Bueno, eso esta perfecto.

Y de pronto, escuche un pequeño "Click" y al momento, me comencé a sentir ligera, muy ligera, me sentía como si no pesara nada
—¿Y?¿Cómo te sientes?
—Ligera.
—Excelente, ya puedes salir de tu ataúd— Me puse de pie, pude sentir mis pies tocando la madera del ataúd, mire hacia arriba, podía ver el cielo, grisáceo con unos rayos de sol esporádicos—Vamos nena, sal de ahí que quiero verte frente a mi.
—¿Cómo salgo de aquí?
—Tan solo salta niña.

Di un pequeño salto y por fin estaba afuera, era el cementerio Yellowbrick, aquí estaba enterrado mi abuelo.
Frente a mi tenia a un hombre bastante alto, de pelo rubio casi rojizo, ojos verdes y una sonrisa encantadora, pero lo que mas me llamo la atención, fue su cara llena de pecas.
Tenia un traje completamente negro y sus manos llenas de anillos en los largos y finos dedos.

—Hola corazón— me saludó—Lindo vestido, me gusta el bordillo de la falda y el diseño del escote también, sexy pero elegante a la vez, perfecto para un muerto.

Me voltee a ver, tenia el vestido negro que mi madre me había comprado para el cumpleaños de mi hermano.

—Eres mas lindo de lo que pensé. Comente viéndolo de arriba a abajo
—¿Enserio? ¿Cómo me imaginaste pilluela? ¿Cómo un monje con una verruga en la nariz? ¿O como un esqueleto asqueroso y horrible?— se estremeció
—Algo por el estilo— Soltó una pequeña carcajada
—¡Ay pero que traviesa! Te ves mas adorable de cerca que de lejos— Me dio un apretón en el cachete y rió—Bueno, déjame decirte las reglas para estar aquí. Antes que nada, debes saber que los vivos no te pueden oír, ver, ni tocar. Para estar aquí, solo hay dos reglas, uno: No intentes poseer a alguien, eso te costara muy caro.
—¿Con quién?
—No preguntes. Y dos: Se lo mas respetuosa posible con cualquier otro fantasma que veas, ya que si te peleas con alguno, comenzaras un gran problema, ¿entendiste?
—Si, pero, ¿Yo puedo ver a otras personas que murieron?
—Y ellos te pueden ver a ti— extendió los brazos y pude ver un montón de personas que vagaban fantasmalmente, algunos me voltearon a ver y otros tan solo me ignoraron—Por cierto, déjame decirte que la causa de muerte de cada fantasma, siempre lo acompaña. Por ejemplo, tú, en tu brazo izquierdo tienes esa enorme cortada.
Levante la manga de mi vestido y vi en mi brazo una cortada muy larga, la toque y la abrí un poco, se veía horrible, toda la sangre y venas ahí adentro.
—!Giu! Vamos nena, cubre eso antes de que me desmaye— lo volví a cerrar y me baje la manga del vestido—Bien, gracias. Ahora, cada vez que tengas duda sobre algo o quieras algún consejo tan solo piensa "Theodoro, ven" y en un abrir y cerrar los ojos estaré frente a ti.
—Gracias.
—De nada querida, cuando quieras. me guiño un ojo —Bueno, me tengo que ir, trabajo, ya sabes, nos vemos ciao ciao— Se esfumó.

Me quede ahí parada con la cabeza dándome vueltas. Comencé a caminar, pero el vestido era muy incómodo. "Theodoro, ven" pensé.

—¿Qué pasó nena? ¿Ya me necesitas en tan poco tiempo?—me pregunto Theodoro con una sonrisa burlona
—¿Cómo me cambio de ropa?
—Tan solo piénsalo niña, piensa en lo que te gustaría traer puesto y aparecerá—asentí— Déjame decirte un secreto— se me acerco lo suficiente para alcanzar a sentirlo— La mente es muy poderosa aquí, así que si deseas algo, tan solo piénsalo—me susurro, se alejo de mi y puso una pose de modelo —pero nunca pienses en hacer el mal— y se volvió a desvanecer.

Baje la vista y me mire."Bueno, aquí estoy" pensé. Me concentre y me imagine la ropa con la que mas me había sentido cómoda cuando estaba viva. Y cuando volví a bajar la vista, tenia puestos unos viejos jeans, mis tenis y una camiseta de alguna banda británica. Por fin me sentía cómoda.
Comencé a caminar atravesando docenas de tumbas, pude ver muchos fantasmas a mi alrededor, lo cual era lógico, ya que estaba en un cementerio y por ahí abunda la muerte.
También podía ver a algunas personas vivas enfrente de alguna tumba, se veían tan tristes.

La curiosidad me estaba matando, necesitaba ver a algún conocido mío, necesitaba ver su reacción, su cara. Así que imagine a mi madre, ya que fue la primera persona en la que pensé.

Desde que me fui.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora