El viernes en la mañana no estuve sorprendida cuando la cafetería estaba desierta y nos permitieron tomar más comida de lo normal por el mismo precio. Era obvio que nadie iría a clases y la mayoría ya estaba en camino de vuelta a casa.
Pensé en la mía, en mis abuelos y mi madre y el suspiro más profundo me salió del alma. ¿Era así como me sentiría las dos semanas de vacaciones de invierno? Si estaba en lo cierto, entonces no podía esperar para regresar de vuelta a clases.
-Último día en esta pocilga- Wen canturreó con suspiro soñador cuando nos sentamos en grupo en nuestra mesa habitual.
-Amén- Ingrid sonrió y se acurrucó en los brazos de su novio, sentado justo a su lado.
Marlon gimió- Corten esa mierda. Es muy temprano y estoy comiendo. Gracias.
Una carcajada brotó de mi garganta- Como si no los hubieras visto así antes. Eso lo dices porque estás soltero.
Juro que no me había dado cuenta. Lo juro. Sólo me divertían sus reacciones a las muestras de cariño de la única pareja de mi grupo de amigos. Entonces Marlon abrió su boca y echó a perder mi buen humor.
-Mira quien habla.
Le fruncí el seño y la palabra touché estuvo a punto de salir de mi boca, cuando Harry pasó una mano sobre mi hombro y vino en mi rescate- Por lo menos Amaya tuvo un novio hace poco y ahora no necesita ninguno porque soy su amigo. Soy así de impresionante.
Me giré a mirarlo, sorprendida por la coqueta sonrisa que crecía con cada segundo en sus labios y totalmente congelada en mí lugar bajo el peso de su brazo, acogida contra el costado de su cuerpo.
Las cejas de Ingrid tocaron el cielo- Wow, cuanto ego en un solo metro cuadrado.
Todos rompieron en risas y yo sonreí, algo cohibida, intentando no explotar la burbuja de sensaciones en las que estaba sometida.
-Hey, miren quien viene por ahí- Ed llamó nuestra atención.
Me giré para ver precisamente de quién se trataba. Ahí fue cuando vi a Elizabeth caminando hacia nosotros con una gigantesca sonrisa en sus labios. Sin siquiera pensarlo dos veces, tomé la mano de Harry y la moví de mi hombro, alejándome un poco. Él me miró extrañado y levantó sus cejas en mi dirección pero no dijo nada.
Tampoco lo hice yo. Lo único que me faltaba era que Elizabeth pensara lo equivocado y me montara una escena en plan pensaba-que-eras-mi-amiga.
-Hola- saludó, pero no tomó asiento.
-Hey- Ed le devolvió el saludo- Felicidades de nuevo.
-Gracias- Elizabeth le sonrió orgullosa.
Y por supuesto, tenía por qué estarlo. Anoche había arrasado, llevándose el primer premio y un cien en el próximo examen trimestral. Había sido bañada en cumplidos y aplausos. Imaginaba que no pararía de sonreír en todo el próximo mes.
-Entonces...- ella se balanceó ligeramente sobre sus pies pero no dijo nada más. Era incómodo. Fruncí el seño, preparada para ayudarla si Wendy le estaba disparando una de esas miradas quiero-que-sepas-que-te-odio muy típicas de ella.
Pero no. Porque Wen estaba concentrada en su bol de frutas y Elizabeth no hacía ningún esfuerzo en disimular sus pensamientos mientras taladraba a Harry con su mirada.
¿Qué esperaba? ¿Unas felicitaciones por su triunfo? Ya las había obtenido. Anoche habíamos ido todos juntos luego de la premiación. Harry le había hecho saber lo genial que pensaba que había cantado con una pequeña sonrisa y un asentimiento antes de acercarse a Marlon y comenzar una completamente nueva conversación con él. Eso había sido todo lo que había obtenido por el chico percusionista que no se cortaba a la hora de coquetear con media población femenina que se le acercaba.