26- Esa es mi chica

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La semana pasó en un abrir y cerrar de ojos.

Después de aquel día en el que nos dimos los regalos mi habitación, bromeamos por un rato y casi muero por culpa de Harry, toda nuestra concentración estuvo en nuestros estudios.

Hablo en serio.

Pasamos cada minuto estudiando. Por supuesto, casi no veía a mis amigos, salvo en la cafetería cuando comíamos rodeados de libros, cuando nos juntabámos en las noches para hacernos preguntas los unos a los otros con una pequeña pelota de goma y cuando algún profesor estaba dispuesto a darnos clases extras y aclarar nuestras dudas.

Con Ingrid, Wen y Harry era distinto.
No los veía tanto como me gustaría pero al menos los veía más que a los demás.

Wen se había disculpado por su arrebato y me había preguntado si podía unirse a mí cuando quiera que fuera a estudiar Solfeo. Por supuesto, asentí con una sonrisa y le dije que todo estaría bien, aunque sé que de verdad se lo hubiera creído si hubiera salido de los labios de Harry.

A él lo veía cuando venía a mi local de piano a buscar a Wendy para ayudarla con la percusión luego de haber estado horas estudiando conmigo. Usualmente llegaba, besaba mi mejilla y hacía alguna broma estúpida que me desconsentraba totalmente. Lo amaba.

Pero sobre todo, amaba que cada vez que venía, me decía antes de marcharse "todo estará bien" Era como su manera de tranquilizarme y hacerme sentir segura y menos nerviosa.

Y funcionaba. Funcionaba totalmente.

Con la llegada del fin de semana, nadie fue a casa. Los de primer a cuarto año se fueron diciendo adiós y deseándonos mucha suerte. Ellos tenían el lunes, martes y miércoles libre porque todos los profesores del lugar estarían de jurado en algún exámen.

Ernest vino a mí justo el viernes antes de marcharme. Nervioso y con esa sonrisa tímida que me hacía arrepentirme de haberle hecho daño. Me dijo que no me deseaba suerte porque sabía que no la necesitaba y que sabía que pasaría todos los exámenes con los ojos cerrados.

Le sonreí porque él definitivamente era mejor persona que yo y sabía que sería difícil para él encontrar a alguien que realmente lo mereciera.

Elizabeth también vino a desearme suerte durabte el almuerzo, aunque en realidad creo que vino porque estaba Harry.

Ella había intentando hablar conmigo para que ayudara en otra loca idea suya para atraer a Harry pero la envié lejos. Este era mi futuro, mi carrera y sinceramente, no tenía tiempo para jugar con ella.

Por primera vez, le dije que no.

Pero por supuesto, eso no le impidió acercarse a nosotros ese día.

Harry estaba justo a mi lado leyendo un libro de historia de la música. Su brazo sobre mi hombro como si fuera la cosa más normal del mundo. Cuando ella se acercó e intentó hablar y desearnos suerte, traté de quitar su brazo pero él no me dejó. Sólo lo dejó descansar ahí y comenzó a jugar con mi cabello mientras lo veía murmurar, leyendo su libro.

Con el paso de los días, sentí la tensión y ansiedad augmentar en cada uno de nosotros. Wendy era la peor. No podía estar veinte minutos en el mismo lugar sin volverse loca.
Mis viajes a la cafetería y a la máquina de helado aumentaron también. Estaba tan nerviosa y estresada que lo único que podía hacer era comer mientras estudiaba.

Harry se dio cuenta y comenzó a traer café y dulces cada vez que venía a buscar a Wen, haciendo bromas sobre lo mucho que estaba comiendo.

-Si todo eso se va a tu trasero- había dicho riéndose- no diré nada.

No Olvides... » H.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora