Capítulo 9

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Actualidad

No supe nada de Trevor durante días y los nervios me estaban destrozando, ¿Habrá ido en busca de nuestro hijo? ¿Dónde está? Las preguntas eran demasiadas e iban en aumento, ya no podía más con la incertidumbre. Sin embargo, durante una noche tranquila, alguien tocó a mi puerta, yo continué preparando la clase para los niños del pre-escolar en mi portátil y fue cuando Dawson decidió abrir la puerta.

— ¿Trevor? —Lo escuché decir sorprendido.

— ¿Dónde está? —demandó saber él. Rápidamente me paré del sillón dejando el portátil a un lado y miré a Trevor quien me buscaba con la mirada desesperado. Llevaba los ojos inyectados de sangre, su camiseta a cuadros oscura estaba con los tres botones sueltos y el pantalón mezclilla que traía puesto algo sucio, pero lo más alarmante es que poseía cierto hedor a licor.

—Trevor, no puedes...—susurré, pero su voz me interrumpió.
— ¿No puedo qué? —gritó— ¡¿Qué otra cosa me vas a negar?! —refutó el furioso. Tragué pesado, sabía que la verdad lo destruiría, lo sabía. Miré a Dawson quien no dejaba de mirarme en busca de una explicación y supe en ese momento que mi vida había terminado, mi perfecta vida junto a un hombre que me amaba, el secreto que había guardado iba a ser revelado y ya no había nada por hacer.

—Ellison, ¿Qué ocurre? —preguntó Dawson. Cerré los ojos.

— ¿Se lo dirás tú o tengo que hacer lo yo? —preguntó Trevor furioso. Miré a Dawson con los ojos rojos y por alguna razón del destino, pude ver la verdad en sus ojos. Él siempre lo supo, pero no quería reconocerlo y solo mis palabras harían que él se diera cuenta de que estaba con la mujer equivocada.

—Ellison...—volvió a decir Dawson.

—Te he mentido. —hablé mirándolo directamente y solo a Dawson. Las lágrimas caían de mis ojos, pero tenía que continuar— Trevor y yo...—me detuve, no podía continuar, el nudo en la garganta y el dolor me llenaban—Tuvimos algo hace seis años. —admití. Los ojos de Dawson me perforaron con incrédulos—Fruto de ello, quedé embarazada. —reconocí. —Y aquello fue la gota que colmó el vaso.

En menos de un segundo, Dawson se había lanzado encima de Trevor para propinarle un gran golpe que lo dejó en el suelo de nuestra sala. Trevor, ebrio y furioso, le propinó un golpe en la boca del estómago que dejó a Dawson sin aire y luego estaba yo, gritando y rogando para que se detuvieran, pero estaban ensimismados en lo suyo, como si lo único que buscaban era matarse a golpes el uno con el otro.

— ¡Que paren! —volví a gritar— ¡Detente! —grité con todo lo que tenía, esta vez colocándome en medio de ambos. Logré empujar a penas a Trevor y él se tambaleó debido al licor en su sistema. Fue cuando pude ver que tenía una ceja rota y el labio partido.

— ¡Te mataré hijo de puta! —gritó Dawson, pero yo me coloqué en frente suyo rápidamente, él me tomó de ambos brazos evitando que nos estampáramos y solo me miró, pero hubiese preferido que me dijera algo, porque la mirada que me dio lo decía todo: me despreciaba, no me respetaba (ni yo lo hacía) y ni mirarme deseaba.

Así que me liberó de su agarre y solo se fue, cerrando la puerta de golpe. Me quedé mirando la puerta cerrada, junto con las esperanzas de una vida juntos y lo dejé ir.

Dawson se merece a alguien mejor.

Trevor se puso de pie y me miró. Mis ojos se pusieron sobre los suyos y un relámpago de furia me embargó y le propiné un bofetón. El rápidamente me miró a los ojos con furia, pero no dijo nada más que:

—Me ayudarás a buscar a mí hijo. —se limitó a decir. Dicho eso, también se fue.

Hace seis años

Ellison

Observaba a Trevor por lo lejos. De vez en cuando lo veía en las gradas, fumando uno que otro cigarrillo y otros días en el resto-bar de su familia. Y claro, otras, en el bar de Billy. Aun no sabía por qué seguía yendo a aquel lugar, tal vez porque una parte de mí deseaba verlo y otra porque simplemente me gustaba el lugar.

Había decidido darme un tiempo con Dawson y me había sorprendido cuan doloroso fue aquellas palabras. Él me pidió razones, e hizo preguntas, muy justificadas, porque había terminado con el de un momento para otro, pero simplemente no encontraba las palabras para decirle que lo había engañado, no quería que me odiase, porque significaba mucho para mí. Así que solo me limité a decirle que no sentía lo mismo, lo que no era del todo mentira.

Alguien se deslizó por el asiento del frente de la mesa en donde me encontraba y sin necesidad de levantar la mirada, sabía quién era. Dejé caer mi lapicero y miré los ojos cafés de Trevor Maxfield.

—Pecas... tiempo sin verte. —susurró el sonriendo.

—Un par de semanas, pero, ¿Quién cuenta los días? —respondí. Yo, yo los contaba, maldición.

—Pensé que no querías verme. —dijo buscando mi mirada. Suspiré.

—Y lo hago. No sé qué haces aquí. —mentí. Él me miró escéptico y alzó una ceja sin poder creerme.

—Pecas, por favor. Esto es un bar, es claro que, de todos los lugares, yo estaría aquí. —recalcó él. Miré a cualquier otro lado, ignorándolo.

—Sí, debería esperar encontrarse en cualquier bar del bar, lo siento, error mío. —dije mosqueada. Él se mantuvo en silencio— Lo siento, me pasé.

—Está bien, yo inicié. Me voy. —dijo despidiéndose.

—No. —negué rápidamente. Él se detuvo y volvió a sentarse—No fue... tu culpa. —completé intentando salvarme de la vergonzosa situación en la que estábamos.

Ambos nos quedamos en silencio durante un momento y luego dijo:

—No quiero que me alejes de tu vida, Ellison.

—Creo que las situaciones en las que estábamos evitaban que nos lleváramos bien. —aclaré— ¿Te parece si somos amigos? —pregunté. Él sonrió.

—No sabría cómo ser amigo tuyo. —aclaró él seriamente.

Me alcé de hombros.

—Aprenderemos juntos. —respondí. Él sonrió y nos sumimos en una charla casi interminable por lo que quedaba del día.

Cada Parte de Ti #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora