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Ellison
Mis manos temblaban y no dejaba de balbucear cosas sin sentido, necesitaba que esta ansiedad y nerviosismo terminara; sin embargo, empezaba a creer que quién estaba peor era Trevor, ya que era un completo manejo de nervios. Nos sentamos en el pequeño cafetín en el que habíamos quedado con los padres de nuestro niño. Tomé la mano de Trevor sobre la mesa y el me dio un apretón.
Fue entonces cuando vi a Clarissa, la mujer a quipe le entregué mi bebé hace demasiado tiempo, pero lo suficiente como para recordarlo. La mujer ahora lucía diferente, los años habían pasado y lucía más madura. A su lado estaba Jorge, su esposo, pero lo que me sorprendió y tal vez no solo a mí, es que no llevaban consigo a ningún pequeño de seis años. Aquello me hizo apretar aún más la mano de Trevor.
La pareja se acercó a nosotros y se sentó en los asientos del frente.
— ¿Dónde está? —demandó saber Trevor.
—Trev...—susurré intentando tranquilizarlo. Él me miró y luego miró a los hombres.
—Lo siento. —se disculpó— Buenas tardes, es un gusto, soy Trevor... ¿Dónde está mi hijo? —insistió una vez más. Me tensé ante el uso de sus palabras.
—Trevor, por favor.
—Disculpe, joven, pero lo mejor que es que se sienten. —pidió Jorge. Todos juntos tomamos asiento y empecé a sentir un dolor en la barriga del estómago, eso ocurría cuando sentía un mal presentimiento.
—Muy bien, ya nos sentamos. —dijo Trevor—Ahora, pueden decirme, ¿Dónde está mi hijo?
—Michael, su nombre es Michael. —susurró Clarissa— Él... es un niño precioso e inteligente, tengo una foto de él por aquí, un momento por favor —dijo la mujer para luego buscar en su bolso— Oh, la dejé en el auto. Jorge, las llaves. —pidió. El hombre, a duras penas dejó las llaves en las manos de su esposa y la vio irse con... melancolía.
Una vez que Clarissa se fue, Jorge nos miró a los ojos y dijo las últimas palabras que esperábamos escuchar.
—Perdonen a mi esposa, —suspiró—Sigue abatida por... nuestra pérdida.
Sentí mi pulso acelerarse y la mano de Trevor apretó más la mía; pude ver por su expresión que estaba de escuchar las peores palabras que un padre podían oír y sentí como su mundo iba a derrumbarse en ese instante, conmigo sujetando su mano.
— ¿Qué... qué pérdida? —pregunté yo, sabiendo la respuesta.
—Nuestro hijo, Michael, el niño que usted señorita nos dio en adopción...falleció por una disfunción en el corazón. —suspiró— Mi esposa no lo asimila, creo que... creo que yo tampoco lo asimilo, pero lo proceso a mi manera. Mi esposa a la suya.
—No...—susurró Trevor sin poder creerlo aún.
—Lo entendemos. —susurré con un nudo en la garganta.
—No. —negó una vez más Trevor con voz vehemente—No lo entiendo. —fue cuando miró al hombre con recelo que temí lo que fuera a pasar—Se supone que ustedes debían cuidarlo...—susurró con la voz hecha un hilo. El impacto de emociones aún estaba reciente y no me sentía lo suficiente lista como para poder decir palabra alguna.
En ese entonces, pude ver a Clarissa entrar con los ojos rojos, acercándose a nuestra mesa que tomé a Trevor de la mano y lo obligué a ponerse de pie. Lo hizo.
—Antes de irnos...—susurré mirando a Trevor preocupada quien no dejaba de mirar un punto fijo, con los ojos rojos y llenos de dolor—Me gustaría saber...—tomé aire— ¿Él fue feliz? —susurré con la voz ahogada. El hombre y su esposa compartieron una mirada y luego me miraron una vez más, Clarissa asintió con la cabeza.
—Mucho. —susurró la mujer a duras penas, luchando con el dolor que la abatía—Los cinco años que estuvo con nosotros fueron... los mejores de su vida. Era muy feliz, era un niño brillante... inolvidable.
No sabía en qué punto había empezado a llorar, pero las lágrimas ya no se detuvieron desde entonces. Como si en modo automático estuviera, me movilicé desde aquel cafetín hasta el hotel y caí en la cama, para abrazarme a mí misma y continuar llorando. Vi a Trevor sentarse en el borde de la cama, escondiendo su rostro, escuchándolo sollozar por el hijo que jamás conoció y no sabía que ya amaba. Me levanté y gateé hasta su lado, pero cuando lo quise tocar, el me apartó bruscamente.
—No. —negó poniéndose de pie— En este momento lo único que puedo pensar es en las palabras de ese hombre diciéndome que mi hijo está muerto y que nunca pude conocerlo... por tú culpa.
—Trevor...—sollozó. Ella intentó tocarlo, pero él se zafó de inmediato.
El corazón me dio un brinco. ¡No! Gritó mi interior, pero de mis labios no brotó nada y mi mente solo pudo guardar en mi memoria los ojos llenos de dolor y furia que Trevor me daba... dolor y furia contra mí. Yo era la causante de su dolor, yo evité que conociera una parte suya y ahora lo había perdido, a él, a Dawson... a mi hijo.
Estaba sola.
—Me... me tengo que ir. —Susurró él y sin dar marcha atrás solo se fue.
R2
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Cada Parte de Ti #1
RomanceTrevor al cumplir los diecinueve años, se unió a las fuerzas armadas y ahora, con veinticinco años, es dado de baja por una lesión que le pudo causar la vida. Eso significa que tiene que volver a Mill Valley; su pueblo natal, donde creció y se enamo...