No me considero una persona pesimista, no, en todo caso, voy en la dirección opuesta, veo luz en medio de la oscuridad, aunque no exista, simplemente la invento y me aferro a ella... Sin embargo, hoy no me siento nada optimista. Intento recoger mi cabello rubio-castaño en una coleta, para luego dejarla caer nuevamente sobre mi espalda, bufo con fuerza.
—¿Qué me está pasando? —me pregunto por centésima vez. Aunque no quiera admitirlo, los nervios me están matando. Hace tan solo dos horas que me llegó uno de los mensajes más raros que Brad, tal vez, jamás me haya enviado nunca.
Tenemos que hablar. Brad.
Sin emojis, sin contextos, sin calor humano.
Luego de leer el mensaje, mi mente empezó a darle millones de vueltas a las benditas palabras tratando de encontrar significados ocultos, señales de SOS, no sé, algo, lo que sea que me indique de qué quiere hablar.
¿Será que mi cara de boba no pudo ocultar lo mucho que me gusta?
Dejo caer los brazos a los lados de mi cuerpo, ya me duelen un montón, y lo peor es que todavía no sé qué hacerme de peinado. Igual no es como si me importará mucho, Brad es mi mejor amigo desde que tengo once años, ocho años después seguimos siendo los mismos, un poco más maduros, más entretenidos y más unidos que nunca.
Aunque, al parecer, no lo suficiente como para saber de lo que quiere hablarme. Así que estoy en medio de una crisis nerviosa...
Miro el espejo y paso la mirada por mi cuerpo. Llevo una camiseta verde, con unos jeans gastados y mis, siempre confiables, converse negros. Esta es mi ropa favorita y siempre que necesito fuerzas la uso, algo dentro de mí me dice que voy a necesitar todo el valor posible para seguir adelante.
¿Suelto o en cola? Me vuelvo a preguntar.
¡Aish!, curvo mi cuerpo hacia adelante dejando caer el pelo en el aire, luego enderezó mi espalda tomando el cabello en el camino hacia atrás y colocándole una gomita.
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La prometida del Gay
Teen FictionTodos los sueños e ilusiones son frutos de nuestros subconsciente hasta que las circunstancias se interponen y nos llevan a nuestro punto más frágil. Sara Mayer se verá entre el cielo y el infierno cuando acepte la proposición de su mejor amigo...