Capítulo 4

848 63 3
                                    

Los minutos pasaron dentro de aquella casa. El silencio y la confusión reinaban en el lugar, aunque había momentos donde alguno de los chicos soltaba alguna broma que nos hacía carcajear a todos. El hambre empezaba a tocar a la puerta, y para la mala suerte de todos, no había muchas cosas que comer en la cocina.

Brooke llevaba varios minutos internada en la cocina de la casa, buscando algo de comer. Dudaba realmente de que hallara algo, pues la despensa se encontraba casi vacía.

Probablemente en el refrigerador solamente había un par de empaques con yogurt, y algún envase de leche, mientras que en las repisas de la despensa, era probable que encontraran únicamente algunas barritas de cereales, y que otra caja de galletas igualmente casi al borde de la extinción.

No había nada que nos lograra alimentar a todos.

En la barra de la cocina había frituras que habían sobrado de la fiesta, pero nada más.

—Muero de hambre y solo encontré unos nachos que han sobrado de la fiesta —dijo Brooke, tomando varios en su mano e inspeccionando la barra de la cocina, casi llorando.

—Pues yo me encontré una lata de cerveza en la nevera —agregó Ross, riendo.

Decidimos sentarnos todos en la enorme sala de la casa. Los chicos habían organizado un poco los sillones, acomodándolos de vuelta en su lugar y arreglando ligeramente el desastre que minutos atrás, había en el salón.

Natalie se encontraba sentada junto a Hunter y Joanna, cabeceando de vez en cuando al sentir las primeras señales de cansancio llegando a su cuerpo. Riker y Evan revisaban sus celulares, ambos intentando obtener señal o tratando de buscar algo de información respecto a lo que estaba ocurriendo, claramente sin éxito alguno.

Junto a la sala de televisión de la casa, rumbo a la salida de la enorme sala de estar, se hallaban Rydel y Ratliff, casi apretados, compartiendo asiento en un pequeño diván. Mientras que Brooke, Ross y yo tomamos asiento en otro de los sofás.

El rubio me tomó de la mano, y lo miré sonriendo.

Ross pudo notar algo de preocupación vagando por mi rostro, y de inmediato supo que lo que necesitaba era algo de apoyo o simplemente que me dijera que todo iba a estar bien, incluso aunque tal vez no fuera así.

Besó mi mejilla y después recargó parte de su rostro en mi cabeza.

—Yo digo que deberíamos de salir y averiguar que demonios está pasando allá afuera —dijo Joanna, levantándose de golpe y rompiendo el silencio en el lugar.

—Mi padre me ordenó algo —respondí con seriedad, mirando a aquella chica terca.

—Alex, por lo menos deberíamos ir a conseguir algo de comida —dijo Natalie.

Aquella chica me lanzó una mirada suplicante, por lo que solo tuve como respuesta lanzar un enorme suspiro y levantar los hombros, sin saber exactamente que decirles.

—Hay un supermercado pequeño en la esquina de la calle, a cuatro casas de aquí —les dije.

—Podemos ir y venir, deprisa como si nada —dijo Riker, mirándome y buscando algo de aprobación en mí. Finalmente asentí y me levanté, tomando las llaves de la casa.

Fui seguida por el resto y salimos en silencio de la casa, sintiendo de pronto una helada ráfaga de viento que nos azotó. Lógicamente, era plena madrugada y la temperatura descendía a pesar de estar en California.

Rydel y Ratliff tomaron la iniciativa de caminar al frente, acompañando a Evan y a Brooke, mientras que Natalie permaneció conmigo y con Ross en el medio de nuestra fila, tomada de la mano de Hunter. Y hasta atrás, Riker y Joanna.

INFECCIÓN // Ross Lynch (ACTUALIZADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora