Capítulo 5

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En shock, sin poder creer lo que cada uno de nosotros acababa de presenciar y ver. Así es como me encontraba. Abracé la manta con la que Natalie me cubrió en cuanto entramos a la casa y le di el último sorbo a la taza de té que Ross me había preparado para relajarme un poco.

Los chicos se movían a nuestro alrededor, revisando la casa y checando también si ya había señal en los teléfonos. Pero no, simplemente, nada.

Ross se sentó junto a mí en el suelo. Minutos atrás se había limpiado y cambiado la ropa, tomando prestaba algunas prendas que pertenecían a mi padre, y que afortunadamente gracias a la complexión delgada de mi progenitor, le quedaban bien.

El rubio buscó algo en su celular, y de pronto noté que leía un mensaje. Me lo mostró.

Era de su padre.

"Papá, 1:00 AM: Ross, algo muy raro esta pasando, sigo trabajando en la comisaría, ten cuidado al regresar a casa con tus hermanos, los amo."

Lo miré, y lo abracé, atrayendo su cuerpo hacia mí y reconociendo la preocupación recorriéndolo de pies a cabeza. Tenía un ligero temblor en sus manos, que de inmediato detuve colocando las mías sobre las suyas. 

—Me lo envió a la una de la mañana, y lo acabo de recibir. Ni siquiera sé si está vivo aún.

Observé un par de lágrimas bajando por su pálido rostro, pasando justo debajo de sus orejas y deslizándose por sus mejillas. En respuesta, lo abracé con más fuerza, estrujando su cuerpo contra el mío y enredando parte de su rubio cabello entre mis dedos, dibujando líneas imaginarias para intentar tranquilizarlo un poco.

El rubio continuó llorando un par de segundos más, hasta que se repuso y como si nada hubiera ocurrido, se limpió las lágrimas y cambió su semblante.

—No tengo idea de que era eso que se encontraba allá fuera, pero tenemos que irnos de aquí —dijo Brooke desesperada, siendo apoyada por Riker y Hunter quienes asintieron.

—Debemos descansar un poco —dijo Ratliff.

Asentí junto con Natalie, dándole la razón a aquel castaño.

—Si vamos a huir de lo que sea que esté afuera, debemos descansar y comer, recargar energías. ¿Trajeron suficientes provisiones? —pregunté.

—Solo lo que quedaba —respondió Joanna en voz baja.

—Ahora entiendo porque las sirenas, y a que se debía todo ese fuego y también el hecho de habernos encontrado la tienda así —dijo Riker, con lentitud entre cada palabra, analizando todos aquellos hechos que había mencionado y uniéndolos entre sí—. Tal vez somos los únicos que quedan en la calle y nos acabamos de dar cuenta.

—Debemos reforzar las entradas. Ustedes suban a cambiarse, no van a salir corriendo en esos tacones o faldas —habló Ross, mirándonos a todas las chicas.

Las chicas me siguieron en cuanto tomé la iniciativa de seguir el consejo de Ross, para cambiar mi ropa. Al entrar, abrí el enorme armario y repartí un montón de prendas de ropa entre las demás.

Brooke definitivamente optó por usar algo cómodo y que le permitiera moverse a su gusto, tomando un pants que finalmente acompletó con una blusa delgada y de manga larga que se puso debajo, esto por si la temperatura descendía en algún momento. Los zapatos que usaba los cambio por unos más cómodos y con soporte.

Natalie y Joanna, cambiaron sus vestidos por pantalones, y se vistieron con un par de playeras y sudaderas cómodas y calientes. Se internaron en el armario buscando otro tipo de calzado y ambas tomaron un par de zapatillas deportivas cada una.

INFECCIÓN // Ross Lynch (ACTUALIZADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora