Capítulo 18

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Capítulo 18

¿Qué sienten las personas después de hacer algo malo?

Algunos satisfacción, otros alivio pues botaron aquella carga negativa, algunas personas arrepentimiento... Pero en mí... en mi solo había culpa.

Oh sí, yo me sentía muy culpable.

La culpa en estos momentos me carcomía, era tan notoria que no podía dejar de dar vueltas en la sala, Bee me observaba con los ojos entre cerrados y eso solo aumentaban mis nervios, quizás debía ser menos obvia tratar de hacer como si esto no me importará como si jamás hubiera pasado algo entre Lucian y yo, digo no es como si nos hubiésemos acostado o como si lo hubiera besado.

Solo dejaste que te mordiera y que te diera un delicioso orgasmo.

Apreté los ojos con fuerza, mi mente solo jugaba conmigo de una manera cruel y detestable pero no podía quejarme cuando mi subconsciente era el que hablaba por mí.

Intentaba creer que no era tan grave pero al parecer para un vampiro no era eso mismo.

— ¿Por qué estás tan nerviosa? — pegué un brinco cuando Emma apareció de la nada, tenía diversión en su mirada y a la vez mucha curiosidad.

— ¿Quién? ¿Yo? — mi pregunta había sido tan absurda que ella no pudo evitar soltar una carcajada.

— No, le hablaba a tu doble. — puso los ojos en blanco. — Debes tranquilizarte estás haciendo que me maree de verte de aquí para allá.

— Lo siento. — me disculpé lo cual me hizo fruncir el ceño, yo no tenía por qué disculparme.

— No lo entiendo. — se cruzó de brazos. — Deberías estar feliz, la Perriane se fue, por fin desapareció de tu vida.

Me dejé caer en el sofá.

Sí, yo debería estar feliz, es más, debería estar saltando en un maldito pie pero no, la repentina salida de Joanne nos había dejado a todos atónitos, a todos menos a mí pues me sentía la responsable de que se marchara. Fácilmente todos asumieron que Joanne había regresado con Lucian, que estaban juntos viviendo como marido y mujer, pues la realidad de las cosas era que no, nadie sabía dónde estaba esa mujer, y era por eso que justo ahora, Lucian, Enzo, Dereck y Nina estaban en una reunión privada en el despacho de Dereck.

Mi nerviosismo aumentaba con forme pasaban las horas, toda la noche esperé porque Dereck viniera a mi habitación me gritara y pidiera explicaciones de lo sucedido, había supuesto que él ya lo sabía o que Joanne se lo había contado, pero nada, no pasó absolutamente. Primero porque Dereck no regresó a casa hasta hoy por la mañana, y segundo porque me trató igual que siempre, lo notaba algo cansado y reservado consigo mismo.

El primero en salir fue Enzo, hablaba por su móvil y fruncía el ceño a cada instante como si ocurriera algo que no le agradaba del todo. Pocas veces había visto a Enzo de esa forma, tan tenso y hasta cabreado, usualmente él es más como Bee, divertido, sonriente y con comentarios en doble sentido, es por ello que se llevan tan bien.

Seguí mordiéndome las uñas y movimiento mi pie de arriba abajo haciendo que resuene con el piso. No tenía ni la más remota idea de cómo reaccionaría Dereck, de cierto modo sé que no tendría por qué reclamarme nada pero del mismo modo la parte culpable de mi ser me repetía que fui una perra y que pensé solo en vengarme de Joanne que me olvidé por completo de los sentimientos y emociones de Dereck, es por ello que me he estado maldiciendo tanto... no quiero lastimarlo, no a él.

La silueta de un chico alto y muy guapetón apareció en las escaleras, pude oír fácilmente como Bee suspiró al ver a Daniel, sonreí ligeramente mirando a mi hermano. No sé si era la pubertad que le había pegado tarde pero Daniel se había vuelto mucho más atractivo, quizás era el cabello corto o el que se había afeitado, lucía más joven... En realidad desde que lo conocí ha seguido igual, yo luzco mayor que él a pesar de ser mellizos, pero es algo a lo que debo acostumbrarme. A envejecer sola.

Tengo Sed de Ti - IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora