Lucian III

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Lucian III

Narra Lucian:

Cuatro años después—
Margaret a los 15 años.

Desde las sombras la observo, me quedo mirándola por largos minutos y es que realmente puedes quedar hechizado de solo un vistazo a aquel rostro angelical, ella camina con un paquete en las manos, tiene la cabeza gacha y sus pensamientos en otro lado.

Hacía mucho que no la veía, quizás un par de meses y es que me había costado un poco volver a encontrarla. Su tía y ella habían decidido mudarse cada cierto tiempo lo cual era beneficioso para ambas, pero yo sabía lo que en realidad estaban buscando.

Miraba el rostro de Maggy, se había vuelto una adolescente muy bella, no aparentaba tener la edad de quince años pues había madurado rápido, sus facciones eran finas y delgadas, su piel extremadamente blanca solo hacía que el azul de sus ojos resaltara más, ella había cambiado más no la profundidad de sus ojos, de aquellos azules impresionantes, su mirada ya no era inocente y dulce, más bien era fría como si dentro de ella no hubiese ningún sentimiento alguno, y no pude evitar sentir culpa. Sentirme culpable por la tragedia que ella había pasado en su vida, aquel suceso que no había podido borrar de su memoria.

Intenté compensarlo con Dylan, intenté sanar todo lo que hice con él, lo protegí y cuide para que nadie se atreviera a hacerle daño, pelee tantas veces con padre para que no despotricara su odio contra él, pero aún así aquel vacío y culpa seguían presentes.

Los había separado, había separado a dos hermanos y una familia entera. Ahora Dylan era parte de la mía, lo convirtieron en un vampiro unos años después de llevarlo conmigo y borraron por completo su memoria, como consecuencia cada año sufría una descompensación y ataques de asma. Él se había convertido en Daniel Hunter, el último de los Hunter. Y aunque le había enseñado todo lo que sabía para convertirse en un hombre no podía evitar pensar en ella, en la niña que dejé sola.

— Ya deja de observarla. —masculla Ethan apoyando su espalda contra la pared de ladrillos mientras se sienta en el suelo. Mi hermano era mi único confidente, el único en quien podía confiar.

—Será la última vez—respondo, sabiendo que es cierto.— Solo debes borrar los últimos recuerdos de su padre. Para que así ella no quiera buscarlo más.

Ethan suspira, ambos sabíamos que las posibilidades de que Black este vivo eran casi nulas, era por ello que no quería que ella sufriera más. No había caso ni razón para que lo busque, porque buscar a Black sería encontrar a mi padre en el camino... Sería su muerte, y yo había hecho una promesa, protegería a Maggy.

—Tiene quince años Lucian, cuando cumpla dieciséis no podré seguir haciéndolo. — me recuerda mi hermano. —Tiene nuestra sangre por lo que el efecto en ella pronto desaparecerá, no podré borrarle ningún recuerdo más. —Exhalo echando mi cabeza hacia atrás.

—Lo sé, por eso digo que será la última vez. Haré mis últimos años de escuela para contentar a papá y regresaré a Italia con Joanne. — sonrió internamente, sabiendo la mayor razón de todo esto.

Joanne me había dado una dicha, la mejor de todas las sorpresas que cualquier vampiro viejo podría recibir. Seré padre, ambos seríamos padres, aún no le decía nada a nadie, hemos preferido mantenerlo como un secreto más aún cuando ella apenas tiene un mes de gestación. Pero haría esto por ella, por ella y por nuestro bebé, terminaría todos mis asuntos y nos iríamos.

Sin embargo, antes debía asegurarme que todo estaría bien con la niña de ojos azules, debía alejarla de mi familia solo así ella viviría. Regreso mi atención a ella... Pero ya no está. Un grito nos hace sobresaltar a ambos, miro a todos lados pero Maggy no está por ningún lado. Un estremecimiento me recorre el cuerpo, por primera vez en mucho tiempo siento miedo, temor porque le haya sucedido algo. Corro con rapidez hasta que llego a un callejón sin salida, entonces la veo.

Tengo Sed de Ti - IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora