Capítulo 22

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Capítulo 22

Salí de la bañera con la toalla cubriendo mi desnudez, mi cabello mojado goteaba dejando un rastro húmedo por donde caminaba, para mi gran sorpresa Dereck estaba allí, sentado en la cama con la caja entre sus manos.

Cerré los ojos y me preparé para lo que se avecinaba, me abracé a mí misma sujetando con más fuerza de la necesaria aquella toalla.

— ¿Por qué no me lo dijiste antes? — dijo después de un rato. Me detuve a medio andar y giré para encararlo.

— ¿En qué momento? ¿En mi ataque de pánico? ¿Cuándo te estaba gritando? o ¿Cuándo quería destrozarlo todo? — Dereck sopló y pasó una mano por su cabello ya crecido.

— Dime porque es tan difícil hablar contigo, entenderte. Yo realmente trato, pero eres tan difícil de comprender. — agaché el rostro.

La culpa volvió a hacerme una mala pasada, el rostro tortuoso de Lucian apareció en mi rogando por mi perdón, pidiéndome que olvidara todo. A diferencia de Dereck, Lucian sabía sin que tuviera que decirle algo, sabía lo que sucedía y sucedería conmigo, era por eso que quiso e insistió por acompañarme a atrapar a aquel hombre, su intuición le decía que algo malo se avecinaba... Algo con lo que no podría tratar.

— ¿Estás bien? — mi atención volvió a Dereck, de inmediato fruncí el ceño al no entender. — ¿Dónde estuviste anoche? — la culpa arremetió una vez más conmigo, acelerando mi corazón y refregándome en la cara que estuve en los brazos de hombre.

No puedo hacerlo, no puedo decirle.

Quería ser sincera, quería decirle la verdad a Dereck pero no estaba segura si él lo soportaría.

¡Estúpida, estúpida, estúpida, estúpida, estúpida, estúpida!

Me gritaba mi subconsciente, aquella vocecita interna que siempre aparecía en el momento menos adecuado.

¿Por qué no apareciste ayer? ¿Por qué no me detuviste?

Pero a quien quería engañar, nada ni nadie hubiera podido detenerme.

— ¿Qué te pasó a ti? — traté de cambiar de tema haciendo alusión a su camisa manchada.

Dereck observó sus mangas e hizo una mueca de desagrado.

— Lucian estuvo aquí anoche. — Mi corazón bombardeó contra mi pecho. ¡Mala idea! Dereck lo notó y vi cierta decepción en él. — Te estaba buscando.

Mordí mi labio inferior y miré hacia otra parte, me enfoqué en la caja que tenía entre manos.

— Lamento haber malogrado los planes. — me acerqué a él.

— Supongo que para la próxima será. — torció la boca de lado.

Entonces la pequeña luz en mi cabeza se iluminó dándome cuenta de lo que había hecho.

— ¿¡Qué estás haciendo aquí!? — exclamé con molestia encontradas. Dereck arrugó la frente mirándome como si estuviera loca. — Tú... Tú tenías que viajar a... a Austria.

— Ah, era eso.

— Sí, era eso.

— Tuve que cancelarlo. Había asuntos más importantes que resolver. — mis ojos se agrandaron.

— ¿Y ese asunto era yo? — pregunté horrorizada.

— Quien más que la bella dama.

¡Dereck! — golpee su pecho haciéndolo sonreír, por fin una sonrisa, una que calmo el torbellino de emociones que era mi interior. — No es gracioso, deberías estar en un avión, o quizás deberías estar con los malditos gobernantes lobunos o lo que sea.

Tengo Sed de Ti - IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora