3

7.1K 766 246
                                    

-¿Muerta?, ¡yo no estoy muerta!

-Si estás tan segura, dime lo último que recuerdas.

-Yo...

-Conducías tu automóvil nuevo, acababas de pagarlo, ¿verdad?

-¿Cómo sabes eso?

-Un descuido de otro conductor que acabó con tu vida. Una pena para ti, eras tan joven...

-¿Entonces?...

-Entonces estás aquí.

-¿Es el cielo?

-No.

-¿Entonces estoy en el infierno por abortar?, ¿es en serio?, ¿millones de mujeres arderemos por una sola decisión?

-Tontita. Tampoco es el infierno.

-Me tienes confundida. ¿Dónde estamos?

-Lo llamo "la nube"

-¿La nube?

-Es un sitio especial para niños como yo. Niños no nacidos. Es un obsequio de Dios. Tú crees en Dios, Julie. Deberías entenderlo. Te vi toda tu vida. A pesar de que jamás le dijiste a nadie, ahí estabas todos los fines de semana en la iglesia, rogando a Dios que te perdonara.

-¡No es verdad!

-No tiene nada de malo que me confieses lo mucho que te atormentó esa decisión el resto de tu vida. Lo mucho que te lastimó y te alejó de tus amigas con hijos. Odiabas aquel grupo de apoyo, dónde asistían mujeres como tú, con tus mismas elecciones. Pero las detestabas; te ardía la sangre al saber que ellas estaban continuando con su vida, olvidando aquellas semillitas de su pasado, mientras tú no lograbas superarme.

-¡CALLA!

-...

-No podía tenerte, no lo entenderías.

-Tú misma dijiste que hablo como un adulto. Te prometo que entenderé. Dime por qué te rendiste conmigo, y me iré para siempre, así podrás seguir tu camino al descanso final.

-Primero déjame ver tu rostro.

-No tengo un rostro.

-¡Por favor!, hace rato mencionaste que eres parecido a mí, por lo tanto tienes una cara. Quiero verla. Déjame mirar.

-No.

-Entonces buscaré una salida, o intentaré moverme lejos donde no estés.

-No puedes huir, Julie. Esta vez no.

-...

-¿Por qué estás llorando?

-...

-No lloraste el día que me arrancaron de tus entrañas. No lloraste tampoco al día siguiente, ni el año siguiente. Pero algo crecía dentro de ti, ¿verdad, mamá?, algo te iba consumiendo.

-Yo solo quiero saber si Dios me odia. Si me va a castigar por lo que hice. Si es así, no tiene sentido que yo te pida perdón. No tiene ningún sentido recordar cosas del pasado si mi destino se encuentra en el sufrimiento eterno.

-Julie, te aseguro que Dios no te odia. Además, ningún dolor o tortura sería tan grande como el que has pasado todos estos veinte años pensando en mí, en lo que pudo ser. Ya has sufrido suficiente, mamá.

Mamá de mentiraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora