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Los días para Julie pasaron como olas del mar.

Volvió a trabajar, e incluso comenzó a salir con un hombre de su edad, atento y amoroso con ella.
Julie nunca se había imaginado que volvería a ser tan feliz, y menos encontrar el amor.

Conforme los años pasaron, trataba siempre de hacer memoria.
Nunca logró recordar de donde provenía ese nombre. David.

Con el tiempo, su corazón de siguió llenando más y más de tranquilidad y paz, sin necesidad de mirar al pasado.
Sin saber cómo, ella estaba segura de que su semillita perdida era feliz en donde estuviera, y que la estaba esperando en algún lugar del cielo.

Que en algún lado, su pequeño jugaba en las nubes con las demás semillitas, esperando todos juntos que sus mamás llegaran al cielo para estar reunidos con ellas por primera vez.

Miles y miles de semillitas llenas de ansias. Algunas de las mamás nunca los quisieron, otras se arrepintieron. Pero todas las madres eran igual de amadas y esperadas por las semillitas.

Julie no podía esperar para reunirse con su semillita, sin embargo aún le quedaba mucho por vivir.

Estaba segura de que algún día conocería a su bebé, y eso la hacia muy feliz.

Fin.

Mamá de mentiraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora