«•|Capítulo 8.|•»

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Francia

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Francia.

Los cascos de los cabellos resonaban sobre el sendero, el traqueteo de las llantas la tenían abrumada.

—¡Henderson!— gritó aunque no la oyeron—. Llevas a bordo a una reina no a una vaca que va al matadero— se quejó.

Llevaba horas viajando para llegar a la corte francesa, si los rumores eran ciertos su hermano contraería matrimonio pero no sin su aprobación, la última vez estuvo a punto de casarse con una vulgar campesina y protestante es por eso que se encargo de ese asunto con ayuda de su madre y por eso ahora no esta con vida, aunque le costó ser acusada por traición y el odio de toda su familia incluido el de su marido por perder Francia, sin embargo ahora llevaba a su hijo dentro de sí.

—¿Falta demasiado para llegar?— volvió a gritar. No respondieron, no le quedo de otra que esperar sentada hasta llegar a su destino.

Se había levantado temprano para poder despertarla él, entró a los aposentos de la que sería su esposa y la vio tendida en la cama, parecía un ángel, tan delicado y perfecto

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Se había levantado temprano para poder despertarla él, entró a los aposentos de la que sería su esposa y la vio tendida en la cama, parecía un ángel, tan delicado y perfecto.

Sintió que la miraban y que acariciaban sus mejillas pero no era el tacto de Ernest así que supuso que no era él, abrió los ojos dubitativa y lo vio ahí sentado con una enorme sonrisa.

—Buenos días— le dijo Charles.

—Hola— dijo susurrante.

—¿Cómo amaneció la mujer más hermosa del mundo?— preguntó.

—Cansada, ¡Con ganas de seguir durmiendo!— se envolvió en las cobijas y se acomodó en la cama.

—Sal de ahí, tenemos asuntos que atender— le dijo el rey.

—¿Cómo cuáles?— preguntó.

—Hay un embajador español ahí afuera— Elisabeth frunció el ceño.

—¿Sabes si viene de parte de mi padre?— preguntó.

Kingdom FallDonde viven las historias. Descúbrelo ahora