«•|Capítulo 10|•»

411 27 1
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Normalmente para los hombres era sencillo sobrevivir a una corte, ellos solamente hacían lo que querían, iban de casa y bebían hasta emborracharse

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Normalmente para los hombres era sencillo sobrevivir a una corte, ellos solamente hacían lo que querían, iban de casa y bebían hasta emborracharse.

Pero para Ernest era más que eso, él estaba ahí para casarse o eso decía su hermana. Su padre le había confiado a Elisabeth para convertirla en reina y se estaba tardando más de lo normal, tenía que darse prisa y si para lograrlo él mismo tendría que casarse, lo haría.

Y su oportunidad estaba frente a él, sentada en un tronco hueco lanzando piedras al lago estaba la princesa Margot. Viéndola bien ella era hermosa, tenía el cabello caoba y corto, su rostro era de unas facciones tan delicadas y hermosas, tenía la piel blanca y era de baja de estatura. Era la candidata perfecta, miembro de la familia real francesa y una princesa. Si, ella se convertiría en su archiduquesa.

—Es una tarde agradable, ¿no le parece?— preguntó a la princesa.

—Es hermosa— respondió susurrante—. Aunque nunca me dejan ir al bosque.

—Si me permite alteza, podría llevarla a dar un paseo por el bosque— dijo muy sonriente el ojiazul.

—No creo que a mi madre le gustaría— dijo nerviosa—. Ella suele protegerme demasiado.

—Me imagino que si— dijo en voz baja—. Quizás no quiere preocuparla más.

—¿Preocuparla?— preguntó la princesa.

—Ciertamente si— dijo el hijo del emperador—. Usted no quiere ser una carga para su madre, ¿cierto?— ella asintió—. Siendo princesa usted está en las manos de su madre.

—No puedo renunciar a mi título— dijo Margot.

—No hablaba de renunciar a su título, alteza— susurró.

—¿A qué se refiere entonces?— preguntó.

—Usted debe ser cuidada, velada y amada por alguien más— se acercó tomando la mano de la muchacha—. Necesita alguien que la apoye en todas sus decisiones y que le aconseje, un amigo, un...

—¿Amante?— interrumpió la princesa.

—Y un esposo— dijo Ernest—. Pero todo eso debe ser en una sola persona, debe amarlo.

Kingdom FallDonde viven las historias. Descúbrelo ahora