«•|Capítulo 15|•»

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LAS ESPAÑOLAS

La rubia se acercó lentamente a la peli negra, se sentía nerviosa, hacia demasiado tiempo que no la veía pero ahí estaba nuevamente frente a sus ojos. Elisabeth hizo una reverencia ante ella, tomó su mano y dejó un besó en ella para después posar su frente.

—Bienvenida sea, madre— le dijo ella.

—Gracias y lamento no haber avisado— dijo con voz dulce—. Por cierto no he venido sola, Lady Lucrecia ha venido conmigo.

—Un placer volver a verla, alteza— Elisabeth no había visto a la mujer detrás de ella hasta que habló e hizo la protocolaria reverencia frente a ella. Lucrecia tenía una belleza espectacular que dejaba impactado a todo aquel que la viera.

—Me disculpo por no recibirla como se debe, su alteza imperial— Charles se acercó y se reverenció ante la mujer, al ver esto toda la sala se reverenció ante ella, a excepción de Leesa.

—No hay porque alarmarse— le dijo ella. El pequeño séquito de la Emperatriz se acercó a la familia francesa—. Un placer conocer a los de Valois.

—Sus majestades— habló Lady Lucrecia—. Están en presencia de su Alteza Imperial la Emperatriz María de Habsburgo, madre de los archiduques Ernest y Elisabeth.

—Que alegría y sorpresa nos da que haya arribado a Francia— habló Catherine antes que todos—. Es un honor recibirla en nuestra corte.

—Leesa— habló María ignorando completamente a la italiana logrando que la nombrada se sorprenda—. He visto que no te haz reverenciado ante mí.

—Las Reinas no se reverencian ante otras Reinas— dijo la rubia.

—Pero si ante emperatrices— dijo María—. ¿O acaso tu madre no te ha educado bien? Debería darte vergüenza.

—Le aseguro que mi hija está bien educada— atacó Catherine—. Yo misma me encargué de educarla.

—Pues ha fracasado rotundamente— escupió con cizaña—. Dejaré pasar esta falta de respeto por única ocasión pero debes saber que no sólo poseo un título más elevado que el tuyo, soy la hermana de tu esposo, su hermana mayor para ser exactos, no vas a tratarme como tu igual porque no lo somos.

—No se preocupe, Emperatriz— soltó rápidamente la Reina Madre—, mi hija conoce las costumbres y le aseguro que no volverá a pasar.— María asintió—. Le pido disfrute la fiesta, pronto le asignaremos unos aposentos para que pueda descansar. Margot cariño, acompaña a la Emperatriz en lo que ordeno que preparen su habitación.

 Margot cariño, acompaña a la Emperatriz en lo que ordeno que preparen su habitación

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