«Mi niña de ojos castaños, me alegra que hayas decidido poner en marcha nuestro plan (aunque no lo necesitas cariño) dé convertirte en reina, lograrás tenerlo comiendo de tu mano, simplemente muéstrale quién eres, y verás que solo caerá en tus preciosas manos.Esta de más pedirte que te cuides pues ya sabes como funciona la corte, gánate la confianza de todos pero nunca entregues la tuya, en cuanto tu matrimonio este concertado arregla lo que te pedí así será más sencillo hacernos con el poder de todo.
Te ama.
Tu padre.»Hace días le había comunicado a su padre todo lo que había avanzado en sus estadía en la corte, aún no fijaban fecha para la boda.
En cuatro días cumpliría dieciséis años, sería su primer cumpleaños en la corte francesa, si ese sería su nuevo país y el que gobernaría tendría que hacer unos cambios y comenzaría desde ya.
Se levantó y se miro en el espejo.
—¿Se mira bien, Joanne?— preguntó a su doncella.
—Hermosa, alteza— Elisabeth se había puesto un vestido de manga larga azul con detalles en plata, el corpiño le llegaba al pecho y ahí comenzaba la falda azul celeste con reflejos de hilo metálico, en su cuello resaltaba un collar de plata y zafiros a juego son sus aretes y su pequeña diadema que descansaba en su cabeza realzando sus dorados cabellos.
—Dame mi capa— Joanne le tendió la capa de un tono morado opaco con los bordes de hilo de oro y le ayudo a colocársela.
Salió de sus aposentos y camino por los pasillos del que sería su nuevo hogar, los sirvientes se inclinaban ante ella y los nobles la veían con gracia y otros con deseo. Algún día se reverenciarán ante mí, pensó.
—Elisabeth— giró para ver a la princesa Margot que se acercaba corriendo hasta ella, llevaba un sencillo vestido beige de manga corta con pequeñas flores blancas decoradas pedrerías—. ¿Vas a algún lado?— preguntó.
—No, en realidad— Elisabeth meditó su respuesta, si quería salir del castillo necesitaba ayuda y alguien que le cubriera la espalda por si me metía en problemas y Margot sería perfecta—. Si, necesito salir de palacio— le susurró.
—¿Para qué?— preguntó Margot.
—Quiero ir al pueblo más cercano, necesito conocer Francia— pidió sonriente.
—Sabes que no te dejarán salir— dijo la princesa francesa.
—Por eso necesito tu ayuda— casi rogó—. Si quieres venir conmigo te llevaré pero solo sácame de aquí.
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Kingdom Fall
Historische fictieDesde que Elisabeth, Archiduquesa de Austria, era una niña, su padre ha anhelado convertirla en reina. Es enviada a Francia para casarse con el ya Rey; para salvar un país y asegurar una corona, una alianza que sería de utilidad, pero hay fuerzas qu...