noveno día

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Ruben POV'S

Respiraba con dificultad, mi visión estaba aturdida completamente y sentía nauseas, tome el móvil, intentando centrar la mirada en la pantalla. 3:34am, mi cabeza reventaría en cualquier momento.

Me levante de la cama, dirigiéndome hacia la cocina, mi garganta estaba seca, daba pasos lentos pero precisos apoyando mis manos sobre las paredes frías del corredor, tome el vaso, esta vez asegurándome de no tirarlo encima mío, mi vista era tan borrosa que ni siquiera podía distinguir en que lado caía el chorro de agua, sacudi un poco la cabeza y serví, mi mente estaba divagando y tome mas de la cuenta, el agua se esparció por el suelo del comedor en pocos segundos creando un charco bajo mis pies descalzos.

“fuck” susurré suavemente para mi al sentir la frialdad tocar mis dedos.

-¿Rubén? ¿Qué haces? ¿por qué no me has hablado?- sentí la mano de Camila tocar mi hombro, suspire, una gran parte de mi se alegraba porque ella estuviese allí, conmigo.

-Tenia sed, fue mala idea, lo siento. - trate de levantarme pero ella lo impidió.

-No puedes levantarte así, espera que seque, iré por tu medicina y te traeré unos zapatos, eres imbécil.- la observe sin más, no podía reprocharle nada, no estaba en posición, ella tenia razón.

En dos minutos estaba tomando las mil pastillas que el doctor me había recetado, en mi habitación, con Camila a mi lado.

-No deberías ser así, es malo para ti y tu salud. - Giro su mirada hacia mi, quitándome el vaso de las manos.

-¿Qué dices? No me gusta causar molestias, si puedo hacerlo por mi cuenta lo hago. -

- Pero no puedes tu solo en estos momentos, ¿no entiendes? - su tono era alto, se exaltó de repente como si hubiera causado algún daño, sonaba enojada, desesperada.

-Lo siento tía. - Susurré pasando mi mano por mi mejilla hasta mi cabello.

- No es lo que quise decir, es decir, maldición, yo estoy aquí para ti, para cuidarte. - sus manos cubrieron su rostro en señal de frustración, sentía impotencia, por mi culpa.

-lo se, olvidalo vale, lo siento.

-Como sea, me quedare aquí en el sofá, por si necesitas algo.

-Deberías ir a descansar, digo, mañana tienes instituto. - Camila sonrió cansada y suspiro al instante.

- no te preocupes por el instituto, por un día que falte no van a echarme.


Escuche la lluvia golpear mis ventanas por la mañana, el sonido de la nevera y el escurridor de la azotea.

Era un silencio cómodo, de los que se disfrutan cuando estas agotado física y mentalmente. Me sentía mejor, mi nariz estaba menos congestionada y mi cabeza no dolía, mi visión era mejor y no tenia nauseas como hace unas horas.

Giré mi cuerpo en la cama, mirando la silueta de Camila recostada en el sofá, cruzada de brazos por el frío que estaba haciendo, joder que es imposible esta tía.
Me levante y le puse encima una cobija, ni siquiera se espeto, se miraba tan dulce mientras dormía.

No quería ducharme, en Madrid el frío que estaba haciendo no era normal, estaba temblando, tal vez por la cantidad de medicamentos que tome y estaba exagerando con el clima o porque en serio hacia un frío que te cagas.


Entre a la ducha, necesitaba hacerlo, olía a una mezcla entre tigre y vomito de hospital, ninguna favorecedora por supuesto. Y aunque la ducha era algo que disfrutaba mi cuerpo sentía pequeños toques de electricidad con cada gota de agua cayendo de la regadera, intolerable para mi.
De manera que me apresure a terminar, mire el espejo con vaho, lo restregue y me refleje en el.

30 días con Rubén Doblas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora