Once.

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Hacia frío. Estaba lloviendo y yo no tenia ganas siquiera de existir. Mara estaba junto a sus amigas sonriendo mientras uno de sus compañeros cantaba alguna cosa estúpida. Me acerque hasta ellos. Su mirada estaba fija en mi y ya no podía siquiera saludarla. Ella era demasiado buena para mi. Sus ojos no tenían maldad, su bonita sonrisa daba ganas de cantar. En cuanto alguien menciono que debíamos besarnos solo pude responder nunca en la vida. Y allí murió, ella dejo de mirarme y supongo que el cielo se molesto también porque comenzó a llover mas fuerte y ella se alejo a toda prisa de allí. Mas que huir de la lluvia ella huyo de mi, en el fondo lo supe y no la detuve. No era correcto, no merecía sufrir por mi. Ella merecía mas que mis sobras, mucho mas que recibir migajas. Mara debía ser libre, encontrar a un hombre bueno y yo nunca seria así, estaba en mi ser malo, era algo a lo que me había acostumbrado y dudo mucho que existiera la forma de cambiarlo.

El infierno es en tu cielo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora