Quince.

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Nos separan seis horas, las quince llamadas sin responder, los 30 mensajes y aquel texto en el que me pide que desaparezca de su vida para siempre. Tonteo en un mensaje, le digo que estoy de regreso y que haré todo lo posible por secuestrarla, por tenerla solo para mi. En menos de dos horas papá hace sonar el teléfono advirtiendo que no puedo regresar, que ella le ha contado que la amenace y que no la dejo en paz. No puedo contestar, no dije nada. Salvo aquellas voces en mi cabeza que ahora estaban molestas conmigo y querían hacerme estallar. Yo nunca le haría daño, no a ella. Ahora mas que nunca iba a regresar y demostrarle que no soy la basura que ella piensa y que es conmigo con quien debe estar. Tengo quince días para regresar.

El infierno es en tu cielo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora