Lo peor viene cuando crees que lo mejor se ha ido.
Siento en mi pecho un vacío inimaginable, siento como si no fuese yo quién realmente vive dentro de mí, me he sembrado muchas inseguridades, por mi cabeza han pasado una infinidad de estupideces, siento que las personas con mirarme me traicionan, veo como si todos fueran realmente falsos e hipócritas.
Siento algo atorado en la garganta que no me deja tragar, me cansé de este dolor en el pecho y de estas ganas de llorar, he pensado toda mi vida en que me tengo que mantener positiva, pero a veces simplemente no puedo, es como si cuando me está yendo bien por fin a alguien no le pareciera y me hiciera sentir el ritmo de mi vida imposible.
Siento quizá más carga de la que realmente es, pero nunca me había sentido tan débil hacía alguna situación, no entiendo que es lo que tan mal hago para que me vaya así, la inseguridad en mí misma se está apoderando de mi mente y de mi alma.
No sé como dejarlo salir, ir, librarme, correr, huir y por fin poder ser la persona feliz que tanto he anhelado ser.
El ritmo de mi respiración me traiciona, me hace sentir fría y vacía, no hay cosa más triste para mí que el saber que me estoy fallando, a la promesa que me hice hace años de no caer de nuevo en algo así, no sé cuál es mi desahogo, no sé cuál es mi destino, qué me está buscando o qué me ha preparado la vida para darme tan solo una razón para vivir.
Miro en la calle como nada se detiene, recuerdo que en mi mundo interno todo se ha detenido porque yo he querido, no hay nada más vil y cruel que solamente ver, a las personas reír, cuando quisieras ser parte de ese grupo de amigas que toman su café y toman su cigarro riendo a carcajadas por algo que dijo una de ellas, mientras tu tomas asiento en tu soledad a pensar en qué es lo que has hecho tan mal para sentirte tan sola y desganada.
