Capítulo 30: Resentimiento

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Es de mañana, tengo ésta angustia todavía... me siento en la cama y me quedo así un rato, esas imágenes no sé  van... verla con ese tipo esa noche, esa voz que se repitió...todavía me duele mi herida pero... hay algo que es peor, esta sensación de impotencia, y ni siquiera esta acá conmigo...

Cómo puedo dejar que me haga esto... como deje que me pasara... ¿no era obvio? No... solo me dejar llevar, baje la guardia y ahora estoy pagando por eso, pero no las cosas no se van a quedar así...

Lo primero que tengo que hacer es que no se note lo que me pasa, voy a seguir la corriente... así no se la va ver venir... total ya estoy adentrado en su ámbito, puedo moverme a mi antojo.

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Salgo de casa, el día esta azul, despejado pero por alguna razón lo veo más gris... la misma rutina, camino hacia la parada, tomo el colectivo, me siento y aunque me molesta la herida, no puedo hacer nada... solo llenarme de más odio, por lo que paso.

Al bajar se escucha la misma música, la mezcla de aromas de los locales y al final de la cuadra... el puesto de flores, como siempre ahí esta ella, pero ya no siento esa alegría de antes...

— ¡Hey Gabi! — dice Lara dirigiéndose a mi— ¿Cómo está tu herida? — acerca su mano a mi cara.

— Estoy bien...—le saco la mano— después hablamos que estoy apurado hoy— le mientras sigo sin detenerme.

¿esa es tu forma de disimular tu enojo? Soy un idiota... bueno, no importa, total así por lo menos le va a generar alguna duda sobre mí.
Mientras seguí caminando noté como ella se quedó parada en el lugar... por lo menos que algo le genere no estaría mal...

Al llegar al trabajo, como siempre, abro la puerta, se escucha el ruido del llamador de ángeles lo que hace que apenas entre Dai y Carmen miren inmediatamente hacia la puerta, están las dos juntas detrás del mostrador... parece que estaban mirando algo... en fin, no me interesa.

—buen día...— saludo a ambas mientras camino a dejar mis cosas.

—¡buenos diiiiiaaas! — saludan al unisolo con una sonrisa.

Llego al deposito, me saco la mochila y mientras la apoyo a un costado siento que algo me toma el brazo haciéndome girar... para darme un abrazo

—¿Dai... que...?—

—¡shhhh! — me interrumpe— ¿no te lo había dicho?... no voy a dejar que cambies, me gusta más el Gabu alegre y sonriente...— dice sin dejar a abrazarme.

—Veni— se suelta y toma mi mano llevándome hacia adelante— tenemos algo para vos.

Al salir de la bodega veo a Carmen parada al lado de una de las mesas, en la misma se ve la vajilla de porcelana blanca, tiene preparado café y una torta de chocolate, todo esta muy bien decorado... en el medio de la mesa esta una pequeña maseta con las flores violetas que traje hace un tiempo...

—¡nada mejor  que algo dulze para zuperar un momento amargo! — dice Carmen con alegría.

Ya había olvidado las z en su forma de hablar.... Pero creo que ya ni me molesta

—gracias...— les digo con la mirada baja y luego me siento en el lugar.

—buuuuenoooo, pero todavía no empecemos eh....— dice Dai— todavía tiene que venir alguien—

Luego de que Dai dice eso noto que hay una taza más en la mesa....¿ pero quién vendrá ahora? No.... ¿no será...Lara?

No quiero.... No, no quiero verla ahora, en ese momento siento como esa sensación de impotencia se va transformando en un miedo profundo, esta sensación... ¡la odio!

Carmen  toma el cuchillo y va cortando la torta, el tiempo se vuelve más lento... veo como va cortando mientras Dai espera con un platito para apoyar la porción...
Solo estoy sentado, mi respiración se acelera.... ¡Tengo que disimular esto! Pero no puedo dejar de sentir esta tensión.

Sos tan patético... tan perdedor...

¡Silencio! No quiero escuchar eso... esa voz otra vez... ¡¿¿Cómo puede ser que me pase esto??! Todo por tu culpa Lara... todo por...
De pronto se escucha como se abre la puerta de la librería y seguido el llamador de ángeles... estoy de espaldas a la puerta, no quiero ver, me quedo inmóvil en mi lugar. No las miradas de Dai y Carmen sobre la puerta, ya llegó... pero...

¿Quién es?

Nota de autor:

Buenas!!! Como pasa el tiempo no?  Me tarde unas 3 semanas en ponerme a escribir y leer algunas historias... Pero bueno, ahora ya tengo tiempo libre (algo asi como vaciones) asi me pondre las pilas para seguir leyendo y escribiendo.

¡¡Nos vemos!!

Flores Al PasarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora