Capitulo 1: Los Cohen

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En la planta de arriba podía escucharse por tercera vez un grito:

¡DIEGO APURATE!

La voz de su padre le hizo enfurecer:

-Te aguantas. No es mi culpa que me avisaran justo anoche- contestó secamente.

En los planes de Diego no estaba contemplado aquel "viaje familiar", producto de un obstinado intento por parte de su padre para mantener a sus hijos en control durante las vacaciones.

Como buen adolescente de 17 años sus planes para el verano eran otros: levantarse lo más tarde posible, recorrer incansablemente cualquier sitio que proporcionara diversión de la buena con sus amigos y aprovechar al máximo el nuevo nivel al que había llegado la relación de 2 años con su novia. Por lo tanto, era de esperarse que la noticia de un viaje a una apartada casa en el lago con su familia le cayera como balde de agua fría.

Con pesar terminó de empacar las maletas y arrastrándolas como gesto de protesta se dirigió hacia la camioneta.

-Pensé que te había tragado el desastre que tienes por closet- le reprendió su padre sardónicamente.

-¡Ojalá! A estas alturas Narnia me parece más soportable que este viaje.

-No seas así cariño- le dijo su madre con dulzura- Ya verás que la pasaremos muy bien.

Incapaz de responderle groseramente a su madre, se dirigió hacia la parte posterior del vehículo para guardar sus maletas.

- Que raro tú de mal humor- comentó su hermano mayor mientras le ayudaba a ordenar el equipaje.

-No me jodas. ¿A caso me vas a negar, que no te molesta tener que pasar dos meses en ese lago alejados de la civilización?

-En un principio si- respondió con toda calma- Pero créeme, encontraremos como divertirnos- dijo mientras le guiñaba el ojo.

En esta familia de 4 integrantes los varones poseían un gran parecido físico (Cabello liso y negro con rasgos muy finos), pero con personalidades diferentes. El padre, Damián Cohen era un hombre de pasados ya los cuarenta completamente dedicado a su familia, serio y responsable. El hijo mayor, Daniel Cohen con los 20 años recién cumplidos era todo un prodigio, estaba a punto de terminar su carrera en la universidad y graduarse con las mejores notas de la Facultad de Ingeniería, a la cual había entrado sin ningún esfuerzo. Todo un Don Juan en cuanto a chicas se refería, en pocas palabras el orgullo de la familia.

Diego Cohen, por su parte, era el hijo menor, aquel que algunos años atrás fuera el favorito, pero que ahora competía con su hermano por sobresalir. A los quince años había dejado de ser el niño serio de la casa para convertirse en un intento de rebelde, según su padre, que a penas y pasaba sus clases y se oponía a cualquier orden de su progenitor. Sin embargo era muy cerrado, siempre con un exclusivo séquito de amigos, que a pesar de su mal genio le seguían a todas partes.

-Espero que por lo menos tengamos TV por cable, no me imagino dos meses escuchando solo el sonido de los pájaros. Ten por seguro que si no me mata mi padre con su mal genio, me mata el aburrimiento- expresó Diego recostándose en la parte posterior de la camioneta

-Primero, papá no tiene mal genio, tú lo provocas. Y segundo, creo que vinieron a darte suficiente entretenimiento como para que no te aburras por un buen tiempo…mira quien viene ahí

Entre las asoleadas calles cercanas a la residencia se acercaba una joven de cabellos rubios, cortos al nivel del cuello, un poco baja para su edad pero que era compensada con una buena figura y una sonrisa deslumbrante, acompañada de una camisa de tiras rosa que sin duda le favorecía.

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