Capítulo 13: Disfrútalo mientras puedas

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Los ojos de Luna casi se salieron de sus orbitas. Percibió como su piel se volvía más pálida de lo habitual y sintiendo como le faltaba el aire tuvo que apoyarse contra el marco de la puerta.

La joven de cabellos rubios mantenía aquella sonrisa en los labios a pesar de que la miraba un poco extrañada.

-Disculpa, estoy buscando a la familia Cohen. ¿Estoy equivocada de dirección? Si es así, realmente lo siento mucho.- comentó la muchacha ante el estado catatónico de Luna.

Enseguida sintió las fuertes pisadas de Diego acercándose hacia la puerta.

-¿Quién es?- preguntó a punto de llegar.

Luna estaba paralizada completamente, no sabía cómo actuar ni qué decir.

Antes de que pudiera articular cualquier intento de palabra, Diego le había pasado por un lado y apoyando su mano ligeramente en los hombros de Luna se fijó en la chica que había tocado la puerta.

¡Mi vida! – exclamó Sara para luego abalanzarse sobre Diego y estamparle un beso.

Por puro reflejo, Luna se apartó a un lado mientras Diego se tambaleaba intentando soportar el peso de Sara.

Diego estaba sorprendido. Por más rudo que sonara, se había olvidado por completo de la existencia de Sara. Durante el último mes, su única razón de ser había sido Luna.

En aquel minuto durante el cual Sara estuvo sobre él besándolo, intentó hacer memoria. Lo único que vino a su mente fue los intentos que había hecho hace más de un mes para hablar con ella.

Aquel día que hizo oficial su noviazgo con Luna intentó por todos los medios comunicarse con Sara, pero ella no contestó sus llamadas. Entonces, recordó como después de eso, más nunca había hecho uso de su celular, su BlackBerry había pasado al olvido y de seguro estaría llevando polvo en la mesita de noche de su habitación.

Su teléfono móvil había dejado de funcionar repentinamente, no hubo forma alguna de encenderlo.

-Debería estar molesta contigo cariño- expresó con voz ronca- ¿Se puede saber por qué no has respondido mis mensajes?

-¿Qué haces aquí?- fue lo único que salió de los labios del menor de los hermanos Cohen.

Luna observaba de forma distante aquel reencuentro. Había retrocedido tanto que ya se encontraba en recibidor de la sala.

-¿Cómo que qué hago aquí? ¿Se puede saber qué te pasa Diego Cohen?- cuestionó la joven fingiendo estar alterada- Hace más de un mes volví a casa y encontré el celular lleno de llamadas perdidas y mensajes tuyos diciendo que querías hablar conmigo sobre algo importante. Intenté llamarte pero no caía la llamada, reventé tu celular con mensajes y cientos de pin, pero jamás recibí respuestas. Estaba preocupada, así que me vi en la obligación de rogarle a mi padre que tomara unas vacaciones en el hospital y viniéramos a pasar una semana en el lago para ver si por fin podría hablar con mi novio.

Daniel y Natasha al escuchar todo aquello abandonaron inmediatamente la comodidad del sillón para darles alcance en el recibidor.

Daniel también abrió los ojos con sorpresa al descubrir quien alteraba la paz de aquella tarde veraniega. Natasha, por su parte, se acercó a Luna para intentar preguntarle qué estaba pasando.

Antes de que Diego tuviera una respuesta coherente que ofrecer, Daniel intervino para darle un poco más de tiempo.

-Mi querida Sara- saludó con un beso en la mejilla y usando su tono más coqueto y amigable, cosa que Natasha obviamente notó.

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