Gracias a los artilugios empleados por Daniel para obtener favores de su padre, los hermanos Cohen habían conseguido las llaves de la Expedition negra sin mayores complicaciones. Por lo tanto, el recorrido desde la casa donde la familia Cohen se hospedaba hasta el muelle donde se encontraba el yate de la familia Ayala había sido, en pocas palabras, corto.
Opacando a los pequeños botes anclados en ese lado del puerto el inmenso yate de la familia Ayala sobresalía de forma estrambótica. Gracias al blanco brillante que cubría todo el barco, las letras negras hacían relucir el nombre casi tanto como si tuviese luces de neón. Reyna Isabel, podía leerse en el extremo derecho del barco.
Como buena anfitriona, Natasha se encontraba dando la bienvenida mientras los invitados subían al bote.
-¡DANIEL!- gritó a todo pulmón y agitando los brazos apenas divisó al mayor de los hermanos Cohen
-Que bueno verte- saludó como respuesta, dándole un abrazo y un beso en la mejilla con ese modo tan seductor propio de él.
Luego de salir del trance en el cual quedaba la joven después de estar tan cerca de Daniel, fue cuando se percató de que también estaba allí el menor de los hermanos, quién tenía en el rostro una sonrisa arrogante.
-Hola Diego- saludó sin darle mucha importancia
-Hola Natasha- saludó de la misma forma
Después de tantos saludos empezaron a sentir como el barco se movía.
-Llegaron justo a tiempo, todos los invitados están adentro y ya vamos a partir- comentó entusiasmada mientras tomaba el brazo de Daniel- Ven, voy a darte un recorrido por el yate- propuso aún más entusiasmada, y feliz de ignorar por completo a Diego.
-Pero yo ya he estado en este barco- aclaró Daniel, sin darse cuenta de las intenciones de la chica. La sonrisa en los labios de Diego se extendió aún más.
-Sí, pero no has visto las remodelaciones que mi padre le hizo. Vamos- continuó la chica sin perder el ánimo para luego arrastrar al joven hacia la parte interna del yate.
Diego, quien se sentía completamente feliz al ser ignorado por su excesivamente gritona anfitriona, decidió entrar también.
La parte interna del barco había sido completamente transformada. Hasta donde Diego recordaba, esa sección antes era una especie de sala, súper elegante y bien amoblada, que en el fondo tenía la escalera hacia la parte de arriba, donde se encontraban los 2 camarotes y el baño.
Pero ahora esa elegante sala había sido transformada en una especie de night club. En lugar del cómodo sofá de cuero blanco, ahora estaba un Dj cuyas mezclas de sonido tenía a todos los cuerpos apretados, sudando y bailando en medio de la pista.
¿Cómo pueden bailar con todo este movimiento?- se preguntó Diego, a quien le costaba mantenerse en un solo sitio gracias a todo el movimiento que provocaba el barco mientras se adentraba en el mar.
Luces de distintos colores iluminaban ocasionalmente el lugar y al lado derecho del Dj se encontraba el bar, lleno de jóvenes pidiendo todo tipo de bebidas.
No aguantaba el ambiente, se sentía mareado por todo el movimiento del barco, definitivamente tenía que salir de allí. Sabía que en la proa del barco obtendría todo el oxígeno que necesitaba, pero para poder llegar allí tendría que pasar por la marea de cuerpos bailando en la pista.
Abriéndose paso entre los sudados bailarines logró ver una melena castaña que se le hacía muy conocida. Luna estaba sentada al lado del bar con unas chicas que no paraban de reír y gritar.
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Mariposas Negras
Teen FictionDiego Cohen es un joven apuesto y de carácter fuerte que tiene una vida perfecta, hasta que su padre lo obliga a pasar sus vacaciones de verano en el viejo lago dónde solía ir con su familia. Allí conoce a Luna, una chica completamente distinta a él...