Capítulo 14: Impulsos

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Luna entró a la casa de los Cohen pisando fuerte y con una expresión de molestia en el rostro.

Diego, quien había estado con la mirada perdida, fijó toda su atención en ella.

Daniel y Natasha pausaron la película que intentaron ver mientras esperaban.

-¿Qué fue lo que pasó?- preguntó Natasha

Luna pretendió explicarse pero Diego se lo impidió.

-Vamos arriba- pidió indiferente

-Pero yo…- comenzó Luna nuevamente

-Vamos arriba- esta vez fue una orden.

Levantándose del sofá tomó a Luna por la muñeca y ante la mirada atónita de Natasha, la arrastró escaleras arriba.

-Creo que van a tardar. Deberíamos encontrar algo que hacer mientras tanto- propuso Daniel para distraer la atención de una Natasha que no apartaba la vista de la escalera.

***

Con un portazo cerró la puerta del cuarto.

Se apartó de ella y fue directo a abrir las puertas del pequeño balcón de su habitación. Una vez allí, se recostó sobre la barandilla de espaldas al hermoso paisaje del lago y con la vista fija en Luna, dispuesto, ahora sí, a escucharla.

-Se parece mucho a ti- pronunció la joven viéndole fijamente.

-¿Por qué fuiste a hablar con ella? –preguntó sin rodeos, algo muy propio de él.

-Porque quería aclararle algunas cosas, no tuviste la oportunidad de explicarte bien y yo solo quería…- Luna hablaba de forma atropellada y cada vez más rápido a medida que se enfurecía recordando todos los detalles de la conversación- Igual ya no importa, es una bruja y me dijo un montón de cosas que…

-Eso estuvo completamente fuera de lugar- le cortó Diego harto de escucharla hablar.

Luna calló inmediatamente, sorprendida por la rudeza en las palabras de Diego. Hacía mucho tiempo que no se dirigía a ella de esa forma.

-Te mereces cualquier cosa que te haya dicho, no debiste haber ido detrás de ella- continuó el joven sin inmutarse por el sentimiento de traición que expresaba Luna inconscientemente.

-Se nota que no escuchaste lo que me dijo- casi gritó, herida por las palabras de Diego. Aunque en cierta forma agradecía que él desconociera lo detalles de la conversación.

-No tengo que haber escuchado, perfectamente puedo imaginármelo. De todas formas, qué hubieras hecho tú si llegas a casa de tu novio y te abre la puerta la persona por la que te cambió- Diego comenzaba a alterarse también- Demasiado madura se comportó.

Luna le miraba sin saber que decir.

-Tú no entiendes nada Luna, y no tienes por qué entenderlo ya que es algo entre Sara y yo. Igual en nuestro caso, nunca le pedí que nos entendiera porque nuestra relación es algo que sólo conocemos tú y yo. Así que, las cosas entre Sara y yo las arreglamos nosotros y ni tú ni nadie tienen por qué interferir.

Luna comenzaba a comprender el significado en las palabras de Diego y cómo impulsivamente había cometido un error.

Nuevamente se sentía como una niña pequeña e inmadura ante la imponente y atemorizante presencia de Diego.

-Por mejores que fueran tus intenciones no debiste haber interferido, sólo empeoraste las cosas.

Luna intentó acercarse a él, pero Diego la apartó suavemente.

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