Capítulo 18

5K 251 10
                                    

Pov Anastasia



Voy camino a casa de los Grey, hoy hay una fiesta en honor al aniversario de matrimonio de Grace y Carrick. Tienen 30 años de casados, qué envidea de la buena siento por ellos.
Tengo planeado quedarme a dormir, ya que mamá se fue ayer a Savannah otra vez.

Me enteré que Elizabeth fue quien intento matarme, y para mí fue una gran impresión, jamás la creí capaz de eso. Pero sólo eso sé, Christian no ha querido decirme aún nada, hasta hoy.
Mis bebés saben que vamos a ver a papá hoy, están emocionados dando patadas. Aunque tiene razón Christian, uno da patadas y el otro no.

Llegamos un poco más temprano, de modo que saludo a todos en la sala, y Grace envía mis cosas a la habitación que era de Christian.

Mia me está dando besos por todo lado, dice que leyó que entre más besos le dé a mi vientre, los bebés la querrán más. No sé donde leyó eso.
-Es por eso que aman a Christian, así que te atacaré de besos durante tres meses más. Y me planta un beso en la frente.
-Mia, me estás llenando de tu brillo de labios. Le digo riéndome por su emoción, ella es como una hermana para mí.
Kate le dice que entonces ella también quiere darme besos, y las dos me atacan con su arranque de afecto. Pero mis pequeños no se mueven en absoluto.

-Buenas noches. Entra Christian viendo extraño a Mia y a Kate que están tiradas en el piso dándole besos a mi vientre, mi vestido está lleno de maquillaje, por lo que me disculpo para ir a cambiarme.

Estoy intentando bajarme el cierre del vestido, cuando Christian abre la puerta.
-Lo siento, Ana. Mamá no me dijo que estabas aquí.
-No importa, sólo ayúdame porque me duelen los brazos.
-¿Qué les pasa a Mia y a Kate? Mira como te dejaron. Me dice mientras baja el cierre.
-Según ellas si le dan besos a mi vientre o a mí durante el embarazo, los mellizos las amarán. Busco entre mi ropa otro vestido.
-Eso puede ser cierto, ellos me aman. Me dice mientras ve como me bajo el vestido. Tengo que hacerlo rápido porque la gente está abajo, como para decirle que se retire.
-Espera. Se acerca a mí y se arrodilla.
Empieza a besar mi vientre, y el contacto de sus labios con mi piel, me quema.
Los niños se mueven felices de saber que es Christian quien está saludando.
-Hola amores, no se asusten, soy yo. Amor, sin duda serán niños grandes. Ha crecido bastante tu vientre desde la última vez que te vi así.
-Ya casi nada me queda, y saber que me esperan un par de meses aún. Mis pies me matan la mayoría del tiempo. Pero ayúdame, ya todos están abajo. Me sube el cierre del vestido y me abraza.
-Quédate aquí, un ratito bebé.

Siento su corazón taladrar su pecho, su calor me envuelve. Pero quiero que luche por mí, por nuestros hijos. Al menos un poco más.

-Porque mejor no nos quedamos aquí, y nos vamos a dormir los cuatro. Estás tan calientita, y desde anoche siento mucho frío. ¿Qué dices? Me ataca a besos en el cuello, él sabe a lo que juega. Pero yo anoche me aguanté el frío también.
-Te digo que no, tenemos hambre. Además, ¿quién te dijo que queremos dormir?

Él me suelta y da un gran suspiro, pero sin decir nada me sigue a la sala.









Christian me cuenta a detalle todo lo que pasó en el juicio. Me sorprende la flexibilidad de Jack después de todo.

-Por favor, pasen al jardín. Haremos una fogata y un grupo tocará para nuestros padres. Anuncia Mia, de modo que todos vamos, Christian toma una manta de un armario, al igual que varias personas más. En el momento en que iba a tomar una, él me dice que la mia es la que él lleva.
Nos sentamos juntos, alrededor de la fogata, hay varios cojines y troncos para apoyar la espalda. La noche está fría por lo que Christian pone sobre mis hombros la manta.

La canción que tocan, es una de las muchas que he escuchado últimamente.

Veo a Christian jugar con su alianza, y mirar hacia abajo mientras escucha la letra. Todos están con sus parejas, de hecho sólo nosotros estamos separados. Me muero por besarlo, por abrazarlo. Así que me acerco a él, y me siento en su regazo. Lo toma de sorpresa, pero para confundirlo un poco le digo al oido que debemos fingir delante de los amigos de sus padres. Es mentira, lo único que quiero es su amor.
Él me envuelve en sus brazos y yo lo cubro con la manta, escondo mi cara en su cuello, y cierro los ojos para disfrutar de su cercanía mientras escuchamos la música.
Por debajo de la manta agarra mis manos, y las enreda con las suyas. Me acerca lo más que puede y me acaricia el cabello moviendo su barbilla.

-Todo es perfecto cuando te siento tan cerca aunque estés tan lejos, princesa. Me dice bajito cuando finaliza la canción, siento muchas ganas de llorar, así que no le respondo.

Sin duda, este es uno de los grupos favoritos de la pareja feliz, ¿por qué me hacen esto a mí? Intento permanecer quieta, pero tenerlo cerca me mata. No puedo dejar de acariciarlo con la nariz, de vez en cuando le doy un besito de esos que ama. Pero siento una sensación extraña cada vez que lo hago, sé que pretenderé que era para fingir, pero yo sé que él siente mi amor, él sabe que estos besos son sólo para él. Por favor, que canten algo más alegre, o terminaré arrastrando a este hombre al dormitorio o llorando.

-Ella es, lo sé, la casa que tanto yo busqué, la vida que quiero proteger. Christian me canta bajito al oído mientras me da besitos detrás de la oreja. Están fingiendo, Anastasia. No sientas, no sientas.

La canción que sigue es un poco más alegre, pero no funciona mucho, sí hay una pareja que no está junta. Los cantantes dicen que cada vez que se enojen con sus esposas o novias, le canten esta canción. Y Christian no pierde la oportunidad de cantármela.

-Me hacen falta tus manos, tus besos, tus chineos, tus sonrisas, tus ataques de amor. Ana, no me hagas sufrir más amor, me tienes extrañándote como un loco. No más, preciosa. Precioso tú, mi amor.
-Christian, estamos fingiendo. Si sigues así, me voy a levantar, y mañana no me digas nada si nos molestan los periodistas.

Suspira y ve con mala cara a los cantantes como si ellos tuvieran la culpa. Me rio internamente, creíste que sería fácil. Pues no, mi amorcito.

-¿Puedo pedir una canción para mi esposa? Dice Christian de repende. Todos nos observan.
-¿Cuál sería señor?
-Abrázame muy fuerte, Marc Antony ¿cierto Mia?
-Sí, hermanito.

Lo observo y se encoje de hombros, me dice que él sólo está fingiendo.
Escucho detalladamente la canción, y mis ojos se llenan de lágrimas. Sólo lo abrazo lo más fuerte que puedo, meto mis manos debajo de su camisa, y lo acaricio. Sé perfectamente que nadie nos está viendo, y que él lo sabe también. Pero esto no es fingido, esto lo hago porque lo amo más que a mi vida. Y necesito sentirlo antes de que esto se acabe, y no tenga la oportunidad de hacerlo después.
Arrastro mis uñas por toda su espalda suavemente, lo siento temblar por mi contacto.
-Recuerda esto, Ana te amo. Te amo más que nada en este mundo. Y la próxima vez que escuchemos esta canción, te estaré haciendo el amor. Porque sé que te hare mia toda mi vida, Anastasia eres mía y sólo mía. ¿Entiendes? Por cierto, no estoy fingiendo, y no lo hice durante toda la noche. Mi amor, te extraño.
Lo siento casi sollozar cuando me dice esto, esconde su cara en mi pelo para que nadie lo vea, esto también lo tiene mal a él, pero aún no me siento preparada, y si vuelvo, será para siempre.

Solo quiero hacerte felizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora