Capítulo 30

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Pov Anastasia

Camino hacia el restaurante en el que me tengo que ver con un socio de Grey House, pienso en como ha cambiado mi vida desde que conocí a Christian. Antes era tan insignificante para el mundo, y ahora todos saben quien soy.
Jamás pensé sufrir tanto, porque aunque hayan momentos más felices que malos, los malos se han llevado parte de mí.
Soy madre de dos angelitos, y no sé que haría sin verlos, sin amarlos de la forma en que lo hago.
Y después está Christian, el hombre que trastorna mi mundo, no sé si alguien puede llegar a amar tanto, como lo amo yo a él.
Vago entre mis pensamientos aproximadamente una hora, cuando llegamos al restaurante, siento un escalofrio extraño pero lo ignoro.
Sawyer me acompaña, desde que pasó lo de Christian todos hemos estado muy nerviosos, y tenemos presente que en cualquier momento puede pasar algo.
No tengo idea con quien me tengo que reunir, solo que pidió hablar conmigo de sus acciones en la compañia.

Se llama Alberth Holms, y tiene la edad de Christian. Posee un conglomerado de hoteles de playa que le heredó su padre cuando falleció.
Cuando llego a la mesa, veo a un hombre muy apuesto, y viene vestido con un traje que le queda perfecto. Tiene los ojos verdes, y es rubio, alto y musculoso.
-Buenas tardes, señor Holms. Soy Anastasia Grey.
-Buenas, Anastasia. No sabía que sigue usando el apellido de su difunto esposo. Decido no contestar a eso, y le dedico una sonrisa falsa.
-Dígame para que soy buena.
-Bueno, primero quería felicitarla por el buen manejo de mis activos en GH. Y por otro, quería conocerla, se me hace usted una mujer hermosa e inteligente.
-Bueno, es deber de la empresa poder satisfacer la demanda que necesita su capital, y por otro, agradezco su comentario, sin embargo, no entiendo el  fin de esta reunión.
-No quería parecer rápido, pero estoy muy interesado en usted, Anastasia. Refleja ser aparte de la mujer más hermosa de todas las que están en este restaurante, alguien fuerte y valiente. La admiro. No quiero que se asuste, pensé que no le molestaría comerse algo conmigo e irnos conociendo.
Interesado en mí, ¿qué?
-Soy una mujer casada, Alberth. No lo conozco y usted no me conoce a mí. Amo a mi esposo, jamás le fallaría.
-Tu esposo está muerto, y mereces seguir adelante.
-¿Me está tomando el pelo? Sabe que tengo una familia, cierto.
-Me encantaría conocer a sus hijos, deben ser hermosos como usted. Me voy.
-Me tengo que retirar, pensé que esto era meramente empresarial, y tengo muchas reuniones más, permiso. Me levanto de la mesa sin esperar una respuesta, y salgo de ese lugar como alma que lleva el diablo.

***

-Andrea, ¿dónde está Christian?
-Está en el lobby de la empresa con uno de los socios, creo que es con el que te reunias hoy.
Camino hacia el lobby, y los veo. Christian siente mi presencia sin tener que verme y se da la vuelta, sin embargo, su cara demuestra que está molesto por algo.
-Hola amor. Me abrazo a su cintura.
-Te están buscando a tí, el señor Holms dice que te debe una disculpa por la propuesta que te hizo hoy.
Ambos se observan, y yo los observo a ellos, Christian es más alto, pero está más delgado que Alberth.
-Los dejo, Anastasia. Me dedica una sonrisa falsa y se va dejándome con Alberth.

-Así que por eso no me hiciste caso.
-No le hice caso, porque no me interesa tener nada con usted, no sé ni quien es. Así que por favor retírese, y si se me acerca una vez más, pierde el contrato con esta empresa. Adiós.

Camino hacia la oficina de Christian, y lo encuentro viendo hacia el gran ventanal.
-Amor. Le llamo.
-¿Sí?
-No sé que te dijo ese señor, pero te juro que nunca he tenido nada con él. Lo escucho suspirar.
-Si lo hubieras hecho o no, tenías ese derecho. Eras una mujer libre que merecía seguir con su vida. Me dijo que está interesado en tí. Su vista está en el suelo.
-No lo conocía hasta hoy, Christian.

Eso llama su atención, y me tiende un sobre.
-Mira, sé que no me debes explicaciones de tu vida, pero entonces qué es esto.

Son fotos mías con él, en cocteles, en la playa, firmando documentos, en la cama...
-Esto es falso. Él sigue viendo la gran ciudad.
-Quiero estar solo, Ana.
-No te voy a dejar pensando en cosas así. Eres mi esposo, jamás pienses en que te he sido infiel.
-Ya no soy igual, Ana. Mírame, perdí mi fuerza, mi forma de protegerme de comentarios estúpidos, incluso mi físico. Llega un hombre a decirme que por mi regreso, mi esposa ya no está en su cama, ni en su vida, un hombre tres veces mejor que yo en este momento.
-Mírame.
-No.
-Vamos a arreglar este mal entendido en este momento, quieras o no.
-¿Qué hay que arreglar?
-Lo que está pasando en este momento. ¿Cómo es eso de que ya no eres el mismo? Eso es ridículo, Christian. Si piensas que me casé por tu dinero o tu físico, pues de una vez te aclaro que no fue así, y es algo que ya deberías saber.
Cuando creí que habías muerto, me juré respetarte incluso no estando conmigo, me dediqué a tu empresa, y a nuestros hijos, ¿crees que tenía tiempo para cosechar sentimientos por alguien más?
-Yo eso lo entiendo, pero me siento fuera de lugar, sé que estuviste sola y te encargaste de todo lo que rodeaba a nuestra familia, sin embargo, no te siento mía, Ana. Puede que esté equivocado, y que tal vez te sientas de la misma manera, pero esta relación no está bien.
-¿A qué te refieres?
-Ana, no quiero seguir hablando.
-No, me vas a decir qué está pasando.
-Morí, desperté en un hospital solo, en un país desconocido, y sin dólar en la bolsa. Pasó un año en donde no podía ni caminar de lo mucho que extraña a mi familia, y cuando vuelvo, siento que te perdí, que perdí quien soy, hemos tenido sexo y dormidos juntos, pero no te siento conmigo. Cuando te toco, o me tocas, siento que algo hace falta, y eso es el amor.

Solo quiero hacerte felizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora