Doce.

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Luego de cuarenta minutos de dar y dar vueltas sobre Nueva York, Harry en su mente ya estaba perdiendo la paciencia, mientras que Danie solo reía suavemente al ver como Harry volvía a pasar una y otra vez por la misma calle en el auto.

—   Creo que te metiste por la calle equivocada. – dice Danie mordiendo su labio nerviosa por décima vez. – Otra vez.

Harry aparca el vehículo a un costado de la calle.

—   ¡Me rindo! – pega su frente al volante frustrado.

—   Relájate – Danie le acaricia su espalda suavemente, ella ve su reloj y hace una mueca. – Creo que ya no llegamos.

—   Perdóname – dice mirándola de reojo.

—   No tienes que disculparte, además tendremos muchas más citas y podemos ir nuevamente a RiverPark. – trato de reconfortarlo.

—   Prometo que la próxima vez, iremos en taxi no importa cuanto salga. – dijo mirando a la chica.

—   Y dividimos la cuenta.

—   No Danie, esta es mi invitación, yo quiero invitarte.

—   Está bien – no quiso insistir. – Pero esta cita la pago yo.

—   ¿Qué cita? – la vuelve a mirar frustrado. – Si no llegamos.

—   Si hay cita, iremos a probar la mejor hamburguesa de Nueva York.

—   ¿Dónde? -pregunta curioso Harry.

—   Solo déjate sorprender. – le guiño el ojo. – Pero esto tiene una condición. – levanto su dedo índice.

—   ¿Cuál? – pregunta Harry sonriente.

—   Yo conduzco. – y no lo pudo contener, Danie se puso a reír fuertemente ganándose una mirada asesina por parte de Harry. – Lo siento. – dice sin parar de reírse.

—   Omitiré cualquier tipo de comentario. – digo Harry.

—   Lo siento, de nuevo. – dijo ella calmándose. – ahora cambiemos de asiento.

—   Está bien. – concuerda Harry con Danie, ambos salen del auto para cambiar de mando.

—   ¿Listo? – dice una vez Danie luego de ponerse su cinturón de seguridad.

—   Siempre. – sonríe Harry y ella le devuelve la sonrisa.

Danie empieza a conducir hacia el famoso Bareburger, un local que es famoso por vender las mejores hamburguesas y aros de cebolla de toda la ciudad, luego de cuarenta minutos de viaje, llegaron a Brooklyn al otro lado de Nueva York, llegaron al local de la 155 William Street.

—   Llegamos. – dice Danie aparcando el auto en la vereda de al frente. – Bienvenido a Brooklyn.

—   Algo completamente nuevo para mí.

—   Pero puedes pintarlo en el mapa de tus ciudades recorridas.

—   No tengo un mapa. – dice riendo.

—   Entonces no eres aventurero. – lo mira una vez que ambos están esperando a que de la luz verde del semáforo para poder cruzar la calle correctamente.

—   ¿Tú tienes uno? – ella asiente.

—   Lástima que lo más lejos que he llegado es Texas.

—   Pero luego puedes pintar Londres, cuando vayas a verme. – dijo Harry una vez que estaban cruzando la calle.

—   ¿Me recibirás en tu casa? – pregunta ella.

Ever Since New York  ⇢h.s.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora