Siete.

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Sentí unos brazos rodearme la cintura suavemente, me acomodé un poco más quedando ahora más cómoda, sentí un beso en mi frente, fruncí el ceño, bueno ahora entre en plan de asustarme, abro mis ojos y lo veo a él

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Sentí unos brazos rodearme la cintura suavemente, me acomodé un poco más quedando ahora más cómoda, sentí un beso en mi frente, fruncí el ceño, bueno ahora entre en plan de asustarme, abro mis ojos y lo veo a él.

— ¿Qué haces aquí? – le susurro sorprendida sentándome en mi cama.

— Digamos que tu sillón era un poco incomodo Danie – susurra él con los ojos cerrados.

— Repito, ¿Qué haces aquí?

— Tu sillón era incomodo, ahora vuelve a dormir Danie. – dice dándome la espalda, resoplo sorprendida.

— ¿Qué hora son?

— Como las siete de la mañana, tengo sueño, vuelve a dormir si duermes conmigo podre tener dulces sueños.

— Si mis padres te ven acá, nos van a matar, especialmente a ti.

— Me iré antes de que suene el despertador.

— Pobre de ti que mi padre especialmente nos descubra. – lo miro acusador, pero es en vano porque tiene los ojos cerrados.

— Está bien. – termina accediendo. - ¿Vas a dormir?

— Sí, pero te daré la espalda. – digo volviendo a poner mi cabeza en la almohada.

— Como si no pudiera hacer esto. – dice poniendo sus manos en mi cintura y agradezco que le doy la espalda porque estaría roja del nerviosismo que tengo, me da un beso en la mejilla para luego sentir su respiración más calmada, demostrándome que este se había quedado dormido plácidamente.

9:00 AM

— ¡Danie, el desayuno está listo! – gritan desde el primer piso, no quiero despertar.

— ¡Danie! – grita más fuerte ahora mi hermana.

— ¡Ya voy! – le respondo gritando aún más fuerte para que me escuche, me estiro suavemente y me doy cuenta de que Harry sigue durmiendo a mi lado, parece un niño pequeño, irradia tanta ternura verlo dormir, pero no durara por mucho tiempo, no me gusta cuando me despiertan a las siete de la mañana.

Me levanto de mi cama sin hacer ningún sonido, camino hacia el baño y tomo un vaso que siempre tenemos por si acaso, lo lleno de agua y voy de vuelta hacia mi habitación, sonrió maliciosamente, lástima que lo tierno se tiene que ir en algún momento, cuento mentalmente hasta tres y no me doy cuenta cuando ya le tire el agua encima a su hermoso rostro.

— ¡¿Qué demonios?! – pregunta asustado parándose de la cama inmediatamente.

— ¡Oops! – dije fingiendo hacerle la inocente, el me mira perplejo.

— ¿Qué fue eso? – pregunta indignado.

— Una pequeña venganza por haberme despertado a las siete de la mañana un día sábado y por colarte en mi cama sin permiso. – sonrió haciéndome la inocente. – Ahora vas a tener que inventarte una excusa por que el desayuno está servido y tu no estabas durmiendo en el sofá. – digo antes de irme para unirme al desayuno con mi familia.

Ever Since New York  ⇢h.s.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora