Quince.

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Hoy iba a ser un gran día, se había propuesto Harry, luego de la llamada que había recibido anoche de Hailey, era increíble como esa chica le podía cambiar el humor tan bruscamente a Harry, y no en el buen sentido, simplemente ella lo sacaba de sus casillas, no soportaba el hecho de que ella lo llamara y lo mensajeara constantemente para presionarlo, el solo quería tiempo, tiempo para pensar y tomar una buena decisión y tiempo para disfrutar con Danie.

La cuenta regresiva había empezado, tan solo cinco días más y Harry debía volver a Londres, adonde lo podría estar esperando un escenario completamente distinto al que se imaginaba en su cabeza, de lo único que estaba completamente seguro era que Danielle Collins había marcado su vida, su corazón y su pensamiento de manera permanente.

Pese a todos estos acontecimientos, el chico se había propuesto ser feliz el día de hoy, por lo mismo, se había levantado temprano, había tomado desayuno en el hotel, para luego salir camino a Brooklyn no sin antes haber dejado una nota a sus padres en donde se encontraba.

Quería conocer un poco más de Brooklyn y sus alrededores, temprano en la mañana se había dedicado a averiguar más de este sector de Nueva York, el punto es que si bien salía que era un barrio un poco peligroso era el más bello en edificios y su arte y así pensó Harry, había tenido el honor de conocerlo ahora, quedando aún más maravillado.

Solo se dedicó a ir a las partes más turísticas de Brooklyn, pero de igual modo había poca gente, eran cerca de las nueve de la mañana la gente se venía recién despertando o simplemente ya se encontraban en sus trabajos.

Brooklyn lo había visto, desolado por toda la situación, cuando estás solo dicen que es el momento en donde más piensas y así fue dejando a Harry triste, siempre había algo que desencadenaba que volviera a acordarse de todo esto que ya no valía la pena volver a nombrar.

Harry nunca había pensado en llegar a rezar por que el solo deseaba que esta pesadilla llamada Hailey desapareciera para no volver más y dejarlo seguir con su vida y que lo dejara en paz.

Decidió seguir caminando hasta que se quedó en un parque, el más famoso de este sector, el Brooklyn Bridge Park, solo se sentó en un rincón alejado de las familias y algunos de su edad que estaban simplemente tirados en el pasto porque al parecer la noche de ayer habían asistido a una fiesta.

La vida de ellos se veía simple a los ojos de Harry, pero él no sabía los problemas o alegrías que pasaban cada una de las personas, a veces uno es egoísta, pero puedes cambiarlo, aunque sea poniéndote un segundo en el lugar del otro.

Harry soltó un suspiro, un suspiro agobiado que venía acompañado de la desesperación, pero a la vez de tranquilidad, la ciudad le traspasaba eso, más allá de ser una de las ciudades más agobiadas y rápidas del mundo a él por lo menos le inspiraba armonía y paz interior.

Cerro los ojos por unos momentos, pensando en el todos juntos como una familia, los cuatro disfrutando de la navidad, el mejor momento de la vida de Harry.

Abrió sus ojos ahora mirando hacia el horizonte, preguntándose a si mismo en donde se encontraría en diez años más, y solo una imagen se le vino a la cabeza, casado con la mujer de su vida, posiblemente con hijos, viviendo en Londres, siempre pensando en su familia, siendo un hombre trabajador, pero a la vez enfocado en su familia.

El deseaba casarse con alguien que verdaderamente amara, pero no podía creer que podría estar a un solo paso de que el termino de casarse sea algo completamente malo para él.

Agradeció internamente a la persona que se tomó la chance de escribirle para sacarlo de ese mal pensamiento.

Danie ❤️

Ever Since New York  ⇢h.s.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora