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Tres años atrás

Youngkyun realmente se había vuelto loco.

O al menos eso era lo único que en aquellos momentos pasaba por su cabeza. Se podría decir que era un ataque de valentía o de locura, cualquiera de las dos servía para describir la situación por la que estaba pasando, aunque bueno el mismo prefería llamarlo como la primera opción. Le daba más coraje.

Y es que el pequeño pelinegro aún no podía creer lo que estaba a punto de hacer, aunque era muy claro que aquel momento se estaba dando por que su amor ya no soportaba más ser reprimido siendo guardado en secreto como uno de sus más bellos sueños que quisiera algún día realizar.

La mayoría del instituto nunca hubiese creído que el pequeño e indefenso Kyunnie estaba a punto de declararse, pues aquel chico era tan reservado y tan cerrado que casi siempre se lo veía como alguien que no le interesaba relacionarse con los demás y sus notas eran lo más importante en su vida. El típico inadaptado social, aunque bueno, el no era ignorado o molestado, al menos de la forma en que las personas fastidian a un nerd. Según la mayoría de los alumnos "su belleza era más grande que su rareza", a veces se lo llamaba sin su consentimiento "Sweet Kyunnie" haciéndole honor a la valiosa Rosa de nombre parecido. Tan único y difícil de acceder a el.
Todos estaban concientes del encanto del raro chico de piel pálida, pero casi nunca se le acercaban, pues se remoreaba por ahí que era muy indiferente hacia los demás, arrogante. Aunque la verdad, Youngkyun era alguien demasiado vergonzoso e introvertido al cual simplemente le costaba bastante tener nuevas amistades.

Por esa misma razón que estuviera por declararse era un paso grande que estaba dando, nunca se imaginó de esa forma, pero realmente aquellos puros y bonitos sentimientos ,que habían nacido desde que su vista apreció a Taeyang, crecieron tanto y se hicieron tan intensos, que no podía seguir ocultandose desde las sombras de su primer amor.

Podían llamarlo avarisioso por desear poseer al chico más aclamado del instituto. Pero simplemente no lo negaría, el quería a Taeyang tanto, que si fuera rechazado lo seguiría amando desde lejos nuevamente.

-¡Hyung!...¡Ta-taeyang Hyung!-- exhalaba e inhalaba apresuradamente el bajito Youngkyun mientras sus piernas se apresuraban en alcanzar al chico de sus sueños quien caminaba tranquilamente hacia afuera de la estructura educativa en la que hace unos segundos estaban- ¡Es-pe...re un momento!- Volvió a gritar viendo como su amor no se detenía.

Taeyang finalmente paró en seco al escucharlo, enserio que ese tipo era pesado, llevaba persiguiéndolo como diez minutos y este solo lo ignoraba ,¿que porque el lo evitaba? La respuesta era simple, este tipo de situaciones siempre le pasaban, tontos niños que venían a declararse cada semana, queriendo algo "serio" con el, cada maldito día ¿que acaso no tenían algo mejor que hacer en sus vida?, pues parecía que no, y esto le jodia mucho al mayor, quien ya de por si tenía suficiente estrés con sus problemas personales como para aguantar a pubertos.

-¿Que sucede Kyun, ¿ese es tu nombre verdad?, the rose kyunnie....- Habló finalmente mientras sus ojos se paseaban por la delgada y dulce figura del chico bajito, quien simplemente se había delimitado a esquivar sus ojos al escuchar semejante apodo que le habían otorgado, mientras sus mejillas tornaban de un bonito color carmesí, dándole un aspecto aún más inocente a su apariencia.

Ya no sentía que aquella situación fuera tan fácil de enfrentar.

De un momento a otro Kyun sintió como las palabras no podían salir de su boca, tal ves se tratase de los nervios, o quizás de la falta de aire por correr. Aunque sabía perfectamente que aun así el estaba decidido, ese seria el día, después de guardar su amor por años, se iba a confesar, simplemente tenía que respirar y calmarse, solo eso.

El podía hacerlo, estaba decidido.

-Te apresuras por favor mi pequeño Kyun, NO TENGO TODO EL SANTO DÍA- Exclamó Taeyang ya algo cansado de la situación, se le haría más fácil si el lindo chico se apresuraba en confesar sus sentimientos y así podría rechazarlo rápidamente, aunque bueno sería un desperdicio soltar a un chico tan "exótico"

El pequeño pelinegro sin más al escuchar aquellas palabras de parte de Taeyang intentó apresurarse en lo que decía, pues la última cosa que quería hacer era enfadar al amor de su vida. Rápidamente tomó una gran bocanada de aire, apretó fuertemente sus puños dándose ánimos a si mismo, cerró sus ojos temiendo la expresión en el rostro de su opuesto al escuchar su pregunta y finalmente lo soltó casi en un grito.

-¡Hyung yo lo quiero!, ¡por favor salga conmigo!- Dijo sintiendo como su corazón empezaba a latir rápidamente y sus nervios estaban a flor de piel, podría jurar que en cualquier momento caería desmayado. Finalmente lo había hecho.

Taeyang se quedo en total silencio.
Que le iba a decir a aquel niño que apenas conocía, no le serviría de nada pensó en primera instancia. Pero luego empezó a mirar más detenidamente de pies a cabeza a aquel muchacho, era aún más atractivo...
Cintura delgada,buena talla, piel de porcelana, rostro con ligeros rasgos femeninos, y se conservaba como la bella y dulce rosa del instituro, siendo deseado por muchos...
¿Y si lo tomaba para jugar unas semanas? había tenido muchos tipos de amantes pero nunca un niño sumiso...quizás las cosas se pondrían un poco divertidas para el, o al menos se podría desestresarme de sus grandes problemas, pensó sin aun dar una sola palabra.

Al no escuchar respuesta Kyun empezó a sentir que el corazón se le iba a caer en pedazos en cualquier momento. Esperaba una respuesta pero aun nada, ¿quizás su Hyung no sabía como rechazarlo?, ¿o el silencio significaba un completo rechazó?, ¿tal vez solo le daba pena y estaba haciendo mas larga la espera de su respuesta? Miles de estas preguntas invadían la mente del joven pelinegro.
Estaba a punto de romper en llanto por la mala jugada que le estaba haciendo pasar su mente, pero finalmente escuchó la voz de su amado hyung.

-Kyun...claro, salgamos- respondió Taeyang con una gran sonrisa fingida luego de analizar profundamente su respuesta.

Ante tales palabras el mas pequeño sintió que su corazón y su cuerpo comenzaban a funcionar otra vez, y como si volviera a la vida se lanzó descasradamente a los brazos del mayor acurrucandose en el mientras dejaba caer unas cuantas lágrimas de felicidad y este simplemente le acariciaba suavemente la espalda, en un cálido tacto que quizás nunca olvidaría.

-Lo amo mucho- Susurró el más bajito al ver su lejano sueño hecho realidad.

Del amor al odio, ¿Y del odio al amor? TaeHwiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora