Capítulo IV: «Te Odio.»

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«Kyle Broflovski.»

—¿¡Qué?!— Grité totalmente impactado.

—Creéme Judío, a mi tampoco me gusta esta mierda.— Dijo Eric Cartman rodando sus ojos con desgana

—¡No voy a aguantarte un mes colmando mi paciencia!—

—¡Pero si ya lo hago todos los días!— Dijo soltando una carcajada

—¡Vete, culo gordo!—

Cartman suspiró resignado —¡Vete a la mierda!— Antes de que pudiera dar media vuelta y dejarme solo en mi fría camilla,  la señora Liane Cartman y mi madre, con brazos cruzados, se acercaron hasta la puerta para bloquear el paso del antisemita.

—¡Mamá, quítate!— Gritó Cartman. En respuesta, su madre le hizo un pequeño toque en su cuello, casqueando su lengua en el acto —¿¡Otra vez?!— Y repitió su acción mientras el antisemita seguía a la defensiva

No pude evitar carcajear ante su repentina sumisión

—¡Kyle, si sigues recriminado mis órdenes, estarás en graves problemas!— Gritó mi madre, con su característica pero irritante voz chillona

—¡Pero mamá, es un imbécil!—

—¡Deja de estarme contestando muchachito!—

Bajé la cabeza, resignado.

Cartman y yo cruzamos miradas de odio, mientras nuestras madres sonreían complacidas.

Liane Cartman le dio un muy leve empuje a su hijo para que este se acerque a mí. Cartman traía en sus regordetes brazos, una bandeja con comida. —¡Mamá, no quiero!— Gritó. Liane se acercó con la intención de hacer ese toque cuál perro —¡Ok, ok, lo haré!— Gritó inmediatamente.

Suspiró sonoramente, se subió a una pequeña silla que se hallaba junto a mi camilla.

Dicha comida era sopa caliente, así pues, sopló la cuchara con un poco de esta sopa y me extendió la misma —¡Come ya!— Dijo ligeramente avergonzado. Es entendible pues era un golpe bajo a su orgullo y hostilidad

Y También era embarazoso para mí, pues me sentí debil y vulnerable. Pero para no tenerlo como imbécil con cuchara en mano, tragué la sopa rápidamente, y tragué mi orgullo con ella.

—Mañana traerás la tarea de Kyle para que la haga, Cartman.— Dijo mi madre fríamente.

—¿Cuánto tiempo estaré aquí?— Pregunté.

—No mucho, cariño. Sólo hasta mañana. Ya después podrás ir a la escuela hasta que te quiten ambos Yesos.— Contestó Liane Cartman con ternura.

—¿Y "estaré al cuidado de Cartman" hasta entonces?— Dije con desgana.

Ambos hemos maldecido diferentes palabras al mismo tiempo.

Nuestras madres ignoraron estas circunstancias y nos dejaron a solas en la habitación de hospital.

No pasó mucho tiempo para que otros compañeros de clase fueran a visitarme. Más precisamente: Butters, Jimmy y Nicole.

—¡Oh Dios mío, Kyle!— Reaccionó Nicole al verme en cama

—¿Cómo terminaste así?— Agregó Jimmy, con cierto tartamudeo en su habla

Y mientras tanto, Butters no podía decir nada pues esto le resultaba perturbador. Se acercó a mi camilla y dejó a mi lado un osito de peluche color rosa, para posteriormente tomar mi mano derecha (La cual lógicamente no está herida) y me miró con inocencia

Tras un par de segundos de silencio e incomodidad total, Nicole y Jimmy sacaron un par de marcadores de sus mochilas y firmaron mi pierna y brazo con frasecitas tiernas. Butters por otro lado, dibujó un conejito en mi brazo.

Tras unos quince minutos de charlas triviales y explicaciones muy poco detalladas de la razón de mis fracturas (Y muchas indirectas de odio hacia Cartman) se terminaron por ir.

Nuestras madres quedaron en que Cartman podría irse en cuanto hayamos cenado. (Pues claro, como estuvo todo el día a mi lado, ha comido junto conmigo en una lonchera traída por su madre.)

Para no aburrirme, estaba viendo el programa de Terrance and Phillip, mientras Cartman jugaba en su celular.

Ninguno se animaba a hablarle al otro. Era lógico, pues yo sentía un claro resentimiento hacía él por lo que hizo, y Cartman a mí por...¿Ser judío? Al menos eso expresa todos los días.

El capítulo que se transmitía lo había visto un millón de veces, por lo que rápidamente le perdí el interés y quedé profundamente dormido antes de siquiera cenar.

«Eric Cartman.»

Tuve que ir afuera a recibir la comida de Kyle mientras este veía tv. Cuando regresé a la habitación, el hijo de puta se había dormido.

Dejé la comida del pelirrojo en una mesa junto a su camilla por si este despertaba después.
Sus sábanas se hallaban en sus pies, por lo que la extendí un poco hasta su cadera. Y antes de irme, no podía faltar mi firma en su yeso:

«Te odio.»

"Por Terceros." [KyMan] [South Park]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora