"Por Terceros." [KyMan] [South Park]

Capítulo VII: «Lo que odio de ti.»

Era un día lluvioso en South Park, y nuestros protagonistas estaban en un examen imposible.

Eric Cartman era uno de tantos que no estudió, y que no tiene la menor idea de que responder. ¿Qué mejor que recurrir a su compañero Kyle Broflovski?

"¡Kyle, pásame la uno!"

Pero no era el único. "Oye Kyle, ¿Me pasas la tres?"

"Kyle, pásame la dos."

"¡Pasa la cinco!"

Estaban colmando la paciencia del pobre judío; cada vez que veía una nota así la ignoraba. No contentos con ello, le susurraban, a riesgo de ser vistos por el Sr. Garrisor.

-Kyle, no seas hijo de puta.- Susurró Eric en el oído del judío, a lo que este le dio un sutil e inofensivos golpe para alejarlo.

Pasados el examen y las calificaciones, la ignorancia de sus alumnos era clara. Sólo Wendy y Kyle pasaron la prueba. (Stan hubiera pasado, el sabe del tema, sin embargo no ha venido a clases, ¿La razón? Probablemente "esté enfermo")

«Stan Marsh.»

-¡Hijo, relájate!- Gritó mi madre.

-¡No me jodas mamá! ¿¡Por qué me lo quitaste?!-

-¡Aún eres un niño!- Dijo ligeramente nerviosa

-¡Sin esa mierda, no soy nada!-
«Omnisciente.»

Kenny aún se hallaba enojado con sus compañeros Kyle y Cartman, por lo que pasaba su tiempo con Butters. Este último lo trataba como su mejor amigo, todo esto por la amabilidad del encapuchado naranja.

-¡Kenny, mira el dibujo que te hice!- Dijo el rubio con un papel doblado en su mano, para entregarle delicadamente dicho papel a su contrario

Kenny levantó el pulgar como agradecimiento, a lo que butters le abrazó sin que este pudiese reaccionar -Cuando te reconcilies con Cartman y Kyle, no vas a ignorarme como ellos, ¿O sí?- Preguntó Butters inocentemente, con un brillo especial en sus grandes ojos

-No quiero reconciliarme con ellos.- Dijo Kenny de un modo arrogante, A lo que su contrario le sonrió ampliamente. Kenny hizo lo mismo pero debido a su capucha a este no se le notaba

-¿Y Stan?- Preguntó el pequeño Butters

-Yo no tengo ningún problema con él- Contestó el encapuchado algo desconcertado

Butters se aferró su contrario con sus mejillas infladas y un ceño fruncido, tomando una actitud algo posesiva. Kenny no hizo ningún esfuerzo por quitarse al pequeño de encima, pues le daba un poco igual. -¿Por qué él no?- Preguntó Butters

-Porque no ha hecho nada malo, ¿Qué te sucede?- Dijo Kenny tratando de ser paciente y mínimamente comprensivo

-¡Por que esos tres son iguales, siempre me ignoran!-

«Kyle Broflovski.»

A nuestra clase se le ordenó elaborar una carta a "Alguien que odies", y Cartman y yo escribíamos de nosotros en mi casa

-¡...Y también te odio por ser un manipulador mentiroso!- Me hacía mucha gracia enumerar todo lo que odiaba de este sujeto

-Ya puse que eras judío unas tres veces...¡Ah sí, tu cabello!- Contestó Cartman, para luego escribirlo

-Eso me lleva a que detesto que seas tan intolerante como ser humano.- Agregué secamente, colocándolo en mi hoja de trabajo

Y por lo visto, a Cartman se le empezaba a hacer tedioso continuar con esto, como si ya no tuviera nada que escribir. -Mierda...- Murmuraba para sus adentros

-¡Mírame, Cartman! Ve todo lo que odias de mí.- Dije alzando los brazos (Incluyendo el brazo roto), con un tono de extremo sarcasmo

-¡Claro que tengo miles de cosas que escribir de ti, como que...!- interrumpí inmediatamente.

-¿Soy judío? Ya está trillado.-

-¡No iba a decir eso imbécil, eres un marica! Siempre tienes envidia de mí y no lo aceptas.- Dijo escribiendo dicha afirmación sin fundamento

-Claro, me encantaría ser un gordo antisemita.- Dije frío y sarcástico

-Ugh, Dios, que le quiten el puto yeso lo antes posible.- Rezó Cartman

-Sí, por favor, Dios. Este culo gordo no sirve de nada.- Dije siguiendo su juego

Cartman me observó fulminante, Y antes de que el susodicho pudiese contraatacar mis insultos, el teléfono comenzó a sonar. -¿Hola?-

-¡Kyle, Kyle! ¡No está en ningún lado!-

-¿Él qué, Stan?- Dije algo perturbado por sus alaridos y chillidos

-¡No lo encuentro!-

Sin que pudiese contestar algo, la llamada se cortó. -¡Cartman, vámonos a la casa de Stan, ya!-

-¡Ay, que molestia! Que venga él.-

Tomé a Cartman de una pierna y lo arrastré hasta la puerta de entrada. De hecho, con Cartman a arrastras, fuimos a su casa. Sus padres no estaban y solo escuchaba un sospechoso ruido proveniente de la habitación de Stan.