Notas de autor: Ha pasado un año desde la última actualización. Ustedes merecen mis eternas disculpas por la tardanza, sé que ninguna excusa es válida, pero créanme que escribir tan sólo una línea de esta historia requiere para mí un sinnúmero de vueltas en mi cabeza. Sin contar con mis asuntos en la universidad (¡me cambié de universidad este año!) y de mi empleo en el supermercado.
Pero, pese a todo, aquí está el Capítulo 13, el cual es bastante largo como de costumbre. Muchas cosas que ocurren aquí tienen vinculación directa con lo ocurrido en el Capítulo 12, así que es bueno que lo vuelvan a leer para refrescar la memoria.
¡Disfruten la lectura!
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CUANDO LLUEVEN ESTRELLAS
CAPÍTULO 13
—Nanase-kun, esta será la última vez que lo diré: regresa a tu escritorio y haz tu tarea.
Esas habían sido las palabras de la maestra de Japonés cuando vio, una vez más, a Sakura caminando de un lugar a otro por el salón de clases para charlar con sus compañeros. Las habilidades sociales del pelirrojo eran abrumadoras y, cada vez que se sentía aburrido con las tareas que se le asignaban, él simplemente se levantaba de su escritorio para ir a conversar con alguien más. A sus compañeros les hablaba de la natación y de lo bueno que él era nadando, y les insistía en que se unieran al equipo para que comprobaran lo veloz que él podía llegar a ser. Una autoestima por las nubes, mientras que el resto de los niños no entendían o no les interesaba saber de lo que él hablaba.
—Te regañaron otra vez —comentó Aiko una vez que Sakura regresó a su escritorio.
—La maestra me odia, por eso me regaña todo el tiempo —dijo con resignación, hundiéndose de hombros. La maestra era una buena mujer, tenía bastante paciencia y dedicación para enseñar a sus pequeños estudiantes, pero Sakura era incapaz de darse cuenta que era él quien frecuentemente pasaba a llevar las reglas.
El pelirrojo cogió el lápiz, se acercó a su escritorio y leyó las instrucciones en su cuadernillo de Japonés. Se suponía que debía crear oraciones simples utilizando algunos kanjis estudiados durante la clase, pero él no había puesto atención a la lección, así que tan sólo había garabateado algunos kanjis de los cuales no entendía muy bien su significado. No le importaba mucho de todos modos, pues cuando llegara a casa le pediría a Haruka que le ayudara con las tareas. Era más divertido de ese modo, ya que así podía bromear con su padre mientras compartían algún bocadillo en la comodidad de su hogar. Por la noche, Sakura cogería su acostumbrado diario y escribiría sus habituales mensajitos para su madre; ahí podría poner en práctica los kanjis que le habían enseñado durante el día.
Se echó hacia atrás y apoyó su espalda en el respaldo de su silla, recordando lo mucho que había escrito en su diario la noche anterior. Le había contado a mamá sobre el pequeño viaje que papá y él hicieron a Tottori, y sobre los encuentros deportivos a los que asistieron en la universidad. Le habló acerca de lo mucho que había discutido con Haruka, contándole que su padre le había hecho preguntas molestas, pero que él no había respondido ninguna porque deseaba proteger la identidad de Rin para así poder seguir viéndolo cada día. Le explicó a su madre, en el diario, cómo él y Haruka al final, después de todas las diferencias, habían terminado reconciliándose felizmente.
Había sido una agradable conversación con mamá. Y esta noche volvería a hablar con ella también.
—Tengo que hacer las paces con Rin, así que de éso le hablaré a mamá esta noche —dijo en voz alta para sí mismo.
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Cuando Llueven Estrellas
FanfictionSe suponía que la llegada de un bebé no afectaría sus destinos, que estarían juntos hasta la eternidad. Pero ya van ocho años desde que Haruka ha estado solo junto al pequeño Sakura. El tiempo pasa, pero el recuerdo de Rin sigue presente. Las herida...