Conducir por las calles de Iwatobi siempre había sido una experiencia tranquilla y recreativa. Al ser una ciudad relativamente pequeña, no eran muchos los vehículos que se veían transitando por los alrededores. La mayoría de los habitantes prefería utilizar bicicletas o simplemente caminar para trasladarse, mientras que el uso de automóviles y autobuses dependía principalmente de aquellos que viajaban hacia las zonas más urbanas como Tottori, la capital de la prefectura.
Había un tren que recorría la prefectura. Venía desde el noreste, más allá de los bosques de la estación Igumi; se acercaba a la costa traspasando la estación Higashihama, y luego se desviaba hacia el sur cruzando los extensos campos de Iwatobi, entre los cuales estaba la siguiente estación.
La estación de trenes de Iwatobi se ubicaba a dos cuadras de una de las principales calles de la ciudad, teniendo a un costado los huertos de la zona rural y por el otro la edificación de la zona urbana. Había sectores residenciales por los alrededores, con casas medianas y jardines pequeños, siendo una de ellas el hogar de Aiko Aihara, el amigo de Sakura. Por el sector también había locales comerciales y servicios, como el Iwatobi SC Returns, la librería de la ciudad, el banco, y el hospital, entre otros.
—Te dejo el auto por si quieres distraerte. ¡No te olvides de venir a recogerme! —había dicho Gou hacía dos días atrás, y, tras entregarle las llaves del vehículo a Rin, ella se había marchado hacia el interior del viejo edificio del Hospital Iwatobi.
Gou estaba preocupada de la estabilidad emocional de su hermano, por lo que le inquietaba el hecho de que Rin pasara las tardes lluviosas y solitarias en casa, encerrado y ahogándose en recuerdos. Ella estaba segura que al menos, dejándole el auto a Rin, le facilitaría un medio para salir a distraerse a otro lado. La única condición era que él debía estar afuera del hospital cuando ella terminara su turno.
Gou trabajaba en el Hospital de Iwatobi, en la sección de fisioterapia. Desde niña, gracias a Rin y su padre y luego gracias al club de natación de la escuela, había estado en contacto con el mundo del deporte. Había crecido presenciando torneos y todo lo que se relacionaba a la preparación pre y post competencias: rutinas de entrenamiento, regímenes alimenticios, acondicionamiento físico, medicinas recuperativas, y un largo etcétera. Conocía el mundo deportivo muy bien. A eso se le sumaba que ella llegaba a la experticia en cuanto a músculos se tratara. Su fascinación por el sistema muscular le había llevado a escoger una profesión en la cual se sintiera feliz rodeada de cuerpos perfectos. Porque Gou, a pesar que trabajaba en el hospital atendiendo variedad de pacientes, también tenía un estrecho vínculo con el Iwatobi SC Returns, siendo una de las mayores cooperadoras de Goro Sasabe, e incluso hasta había cooperado en la recuperación de Sousuke, el mejor amigo de su hermano.
La pelirroja estaba feliz y cumplía con orgullo su trabajo. El salario que ganaba no era portentoso, pero sí le servía para vivir cómodamente junto a su madre, darse algunos lujos de vez en cuanto, consentir a su pequeño sobrino Sakura y, ahora que Rin había regresado a Iwatobi, apoyarlo económicamente en sus necesidades y no sólo en lo emocional.
Por ello es que Rin se había quedado a cargo del auto de Gou, para poder recrearse y despejar su mente en sus primeros días en Iwatobi, aunque a decir verdad no era mucho el uso que le estaba dando al vehículo. Sin embargo, y al contrario a lo que Gou y su madre deseaban, Rin había preferido quedarse en casa revisando cajas con sus antiguas pertenencias o simplemente viendo la lluvia caer por la ventana.
No obstante, por las tardes Rin debía estar allí afuera del hospital esperando por su hermana. Llevaba dos días haciendo lo mismo, llegaba una hora antes y dejaba el auto en la zona de aparcamientos. Allí esperaba pacientemente con la radio del vehículo sintonizada en una señal local, con los ojos vagando en la nada y los pensamientos sumidos en recuerdos del pasado.
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Cuando Llueven Estrellas
FanfictionSe suponía que la llegada de un bebé no afectaría sus destinos, que estarían juntos hasta la eternidad. Pero ya van ocho años desde que Haruka ha estado solo junto al pequeño Sakura. El tiempo pasa, pero el recuerdo de Rin sigue presente. Las herida...