El secreto de Emma
El conductor asignado para llevar a todos a sus casas después de la fiesta era Christopher Fegan. Él también estaba un poco ebrio, pero comparándole a los demás parecía el más adecuado para tomar el volante.
Lamont, la ciudad a donde se dirigían, estaba a escasos cinco kilómetros de distancia, sin embargo Fegan tuvo que estacionar su camioneta porque necesitaba bajar a orinar. Se suponía que todos llegarían temprano a sus casas, pero como cada uno fue deteniendo a Fegan por alguna razón ya casi amanecía y seguían en ruta.
—¡Date prisa, Chris, mis padres me matarán! —gritó Walter desde el asiento del copiloto.
Los demás continuaron hablando en lo que esperaban a Christopher.
Un bosque parecía un buen lugar para orinar, sobre todo uno tan silencioso. Christopher caminó entre los árboles y se detuvo detrás del que le pareció el adecuado. Bajó el cierre de su pantalón y levantó la mirada para apreciar el lugar en lo que hacía lo suyo. No obstante, pronto notó la presencia de alguien peculiar: Una hermosa joven, sin duda japonesa por su larga cabellera negra y Kimono rojo. Esta bailaba entre la floresta. Christopher, que jamás imaginó encontrar allí algo así, decidió ir hasta donde se hallaba la bella mujer. Siendo condescendiente, esta le demostró estar complacida de su presencia y le atrajo aún más con un ligero movimiento de manos. Fegan se sintió afortunado, pasaría el rato con ella y después regresaría a la camioneta. ¿Qué importa si se demoraba? Igual todos iban tarde y estas oportunidades se aprovechan.
Tras atraerlo hacia ella, la bella mujer se recostó en el tronco de un árbol y le miró directamente. Christopher notó que los ojos de ella se veían un poco rojos, pero qué importa si estaba desvelada o llorando, una mujer es una mujer sin importar el color de su mirada. Un cuervo dorado voló hacia el árbol y descendió hasta posarse sobre una de las ramas, otros dos le siguieron. A Christopher le pareció extraño y detuvo sus pasos, sin embargo la mujer extendió su brazo derecho y lo movió eróticamente para atraerlo completamente hacia ella. Él, correspondiendo, continúo acortando distancias.
Cuando estuvo a pocos centímetros de la fémina le sonrió y él, expectante, intentó tocarla. Sin embargo, alguien le cogió por el cabello y los ojos de Christopher, que se mostraban alarmados, quedaron viendo directamente al cielo. En esa posición alguien cortó su cuello con una daga y Christopher cayó de rodillas frente a la mujer. Ella simplemente continuó sonriendo. Christopher Fegan, desangrándose, observó como su atacante, un hombre de apariencia asiática vestido de blanco, se inclinó frente a la mujer como señal de respeto. Eso fue lo último que vio Fegan antes de que ella le mostrara su verdadera apariencia y entre gritos, desagrándose y luchando en vano, lo arrastrara hacia la espesura del bosque.
***
Cuando Nicolás despertó notó que Tanuki no estaba junto a él, se vistió rápidamente y bajó corriendo las escaleras.
—¡Ve por ella, Tanuki! —gritó Jack desde una esquina de la sala.
Nicolás miró al mapache correr por la casa siguiendo una pelota y suspiró aliviado.
—¿Puedo jugar con Tanuki el resto del día? —preguntó Jack a su hermano mayor.
—Supongo que se están divirtiendo —dijo Nicolás, relajándose. Quería evitar que Tanuki saliera de la casa para que Hank Pearman no lo capturara—. Pero no salgan. ¿No irás hoy a la escuela?
—Nop. Tenemos el día libre hoy y también el lunes gracias a que todos se están preparando para el Festival de la Mariposa Monarca —sonrió Jack, aunque pronto su rostro lució triste—: Pero muchos dicen que debido al robo el festival no será tan impresionante como otros años.
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La Mariposa Enjaulada ©
FantasyEn un pueblo perdido en el mapa llamado Austen, el corazón roto de Yoshiko maldijo a la sangre del hombre que la traicionó; y por ello, Emma, la hija del maldecido, morirá a manos de Yamamba, el demonio de las montañas, de no ser liberada. Nicolás R...