La culpa de Nicolás
A las cuatro de la tarde tía Nelly regresó a la habitación. Dejó caer las llaves de su coche sobre una mesa cerca de la puerta y se sentó en la cama, colocándose en medio de sus dos sobrinos. Se había negado a que alguna otra persona la acompañase en ese momento y se llenó de valor para hablar ella sola con ellos. Ella ayudó a Pia a criar a esos dos chicos cuando se separó de Gino y ahora tenía el deber moral de enfrentar con ellos tan difícil momento.
—¿Tienen hambre? —les preguntó y sacó de su bolso dos sándwiches que guardó para ellos.
—¡Sí!— respondió con un pronunciado tono de queja Jack—. La abuela dijo que harían una comida por la boda de mi mamá y que me avisaría cuando bajar ¡Pero se le olvido! Creo
—exclamó indignado.
—Si tenías hambre hubieras bajado a pesar de que ella no te avisara, Jack—dijo Nelly con una sonrisa.
Jack suspiró con todas sus fuerzas y le expuso la razón por la que no lo hizo:
—¡No! —empezó—. Porque me amenazó diciéndome que si bajaba no comería ni un poco de pasta, "¡Nemmeno mangiare un piatto di pasta!" Me advirtió una y otra vez antes de salir de mi habitación —terminó de explicar casi llorando.
Nelly y Nicolás rieron sutilmente al notar que el Piccolino logró imitar muy bien la voz chillona y ademanes exagerados de Elena Esposito.
—Te felicito por poner atención a tus clases de italiano, Jack —lo halagó Nelly con ternura.
—Mi mamá me enseña todos los viernes. y cuando no puede le paga a Nico para que él me enseñe —contó Jack, apenas entendible por tener la boca llena.
—¿Tú no comerás? —preguntó Nelly a Nicolás. Él no respondió y le entregó su sandwich con jamón y queso a Jack.
Al terminar de comer Jack observó a Nelly con curiosidad y le hizo dos preguntas:
—¿Estás cansada?
—No, Jackie, ¿por qué? —dijo ella con una sonrisa forzada.
—Así te ves —contestó él encogiéndose de hombros y continúo preguntando—: ¿Mi mamá está con John? Te pregunto porque anoche dijo que hoy nos mudaríamos a su casa.
Nicolás observó a Nelly y sí se veía cansada. Había llegado el momento en el que ella le diría a Jack lo sucedido a Pia. Él no quería escuchar y caminó hacia la puerta para irse.
—Nicolás, siéntate —le pidió Nelly con autoridad—. Es tu hermano y lo acompañarás durante este momento.
Ella tenía razón. Lo que iba a hacer era muy cobarde, reflexionó. Nicolás se sentó junto a Jack y trató de conservar la calma.
Nelly se acercó a Jack y lo abrazó.
—Jackie, debo decirte algo y no quiero —dijo, atenuando su voz.
—¿No vas a llevarme con mi mamá y John? —chilló el otro.
—No...
—¿Me puede llevar Nico? —preguntó entonces.
—Tu mamá no está con John —contestó Nelly y le dio a su sobrino un beso en la frente.
—¿También se canceló nuestro viaje a casa de John como se canceló el de Nico? —preguntó aún más confundido Jack y Nelly hizo un último intento de no llorar.
Nelly le explicó todo y después le permitió caminar por la casa invadida por los Esposito y algunos Baker que acompañaban a John. Jack lloró al ver a su paso miradas tristes y, pese a la explicación de Nelly, no encontrar por ningún lado a su mamá a pesar de llamarla, por lo que vecinos decidieron llevárselo el resto del día con ellos.
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La Mariposa Enjaulada ©
FantasíaEn un pueblo perdido en el mapa llamado Austen, el corazón roto de Yoshiko maldijo a la sangre del hombre que la traicionó; y por ello, Emma, la hija del maldecido, morirá a manos de Yamamba, el demonio de las montañas, de no ser liberada. Nicolás R...