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Hansol's PoV

—¿Quieres? —dijo Jeonghan, tendiéndome la bolsa de papas.

—Gracias —respondí mientras metía la mano y sacaba un par.

Faltaba una media hora aún para que abordáramos el avión que nos llevaría devuelta a Seúl. Aunque en lo personal estaba más ansioso de llegar y tomar una ducha para luego comer algo.

Habíamos terminado recientemente un fanmeeting en Osaka. Lo que más me gustaba de venir a Japón, además de ver a las fans, era la comida. ¡Oh, benditos takoyakis! De tan solo recordar nuestro almuerzo antes de venir al aeropuerto, el estómago me gruñía.

—¿Qué debemos hacer en la semana? —preguntó Minghao.

—Preparar las presentaciones para los premios que se acercan. —respondió Seungchol.

—Ah, cierto —dijo Seungkwan— Y los ISAAC también están en nuestra agenda.

—Vernon, dijiste que querías participar este año en arquería. —Mingyu se giró a mirarme.

—Sí, quisiera probar. —respondí y me pasé la mano por la nuca— Espero no echarlo a perder. —Me reí levemente.

—No creo —Acotó Joshua—. Tienes buena puntería.

Siguieron platicando sobre nuestra agenda y lo atareado que sería este mes y el que sigue. No me quejaba; era lo que me gustaba hacer, después de todo. Sin embargo, admitía que era bastante agotador y consumía el tiempo de uno de una manera impresionante. A veces ni me enteraba de la fecha porque los días se me pasaban extremadamente rápido.

Me distraje un momento en mi celular con los juegos que tenía y la música. Más que desconectarme de la conversación, quería distraer a mi mente del hambre que me estaba dando en esos instantes. Y estaba apunto de romper mi récord en el juego "Don't touch the spikes". Hasta un sonido algo hueco me sobresaltó e hizo que despegara la mirada del celular. Observé a mi alrededor, tratando de buscar la fuente de lo que me distrajo y terminé dando con ella; una chica, en los asientos que estaban al frente del mío pero en diagonal, estaba agachada recogiendo sus cosas que habían salido de su bolso cuando éste se cayó.

La escena me causó algo de risa, sobretodo porque ella no dejaba de mascullar para sí misma y a pesar de no estar tan lejos, no lograba entenderle, pero me pareció que estaba maldiciendo hasta a sus ancestros. Me estaban entrando las ganas de ayudarle porque parecía que no iba a terminar nunca; el bolso que se le cayó parecía saco sin fondo de tanto que metía. Pero antes de siquiera alcanzar a levantarme, ella se reincorporó y lo tomó al terminar de recoger todo.

La miré con curiosidad. No era un acosador de chicas o algo por el estilo, pero estábamos en un aeropuerto donde no había mucho con que entretenerse y ella parecía interesante. Levantó el rostro después de cerrar el bolso y dejarlo en su regazo, dándome una vista de sus rasgos. Sin duda no era asiática. Tenía el cabello castaño oscuro, como el color del chocolate, algo corto y ligeramente ondulado. Ojos pequeños, no tanto como la mayoría de la población oriental, y pestañas abundantes y largas. No parecía estar llevando mucho maquillaje encima. Lucía mayor que yo, aunque no mucho...quizás unos veinte o veintiún años.

Me sobresalté cuando elevó la vista y me quedó mirando. Rápidamente desvíe mis ojos de los suyos —que eran café oscuro por lo que alcancé a notar— y fingí estar haciendo cualquier otra cosa hasta que dejé de sentirme observado. Volví a prestarle atención. Ahora tenía las piernas sobre la silla, pegándolas a su torso y sostenía un libro frente a su cara, por el grosor y tamaño de éste apenas se le veían los ojos por encima. Me fijé en lo que leía, pero el título estaba en español.

You can lean on me ➳ Vernon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora