Capítulo 36: "Después de catorce años"

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Invierno 2015-2016

Intentaba descifrar las miradas de Harry y de Niall hacia mi mientras me acercaba a ellos. Levante la barbilla y me trague las lágrimas que parecían nunca terminarse. Había sido duro, esos dos últimos meses había buscado la manera de creer que esto que estaba viviendo era solo una terrible pesadilla. El funeral de Jared, la sentencia de mi padre y constantes citas con el medico por un embarazo riesgoso me tenían demasiado aturdida aún. Y al ver las expresiones de estos dos chicos, supe que venía algo más.

—Cadena perpetua—hable—confesó todo y abogué que la sentencia de muerte no era justa para él y además... a pesar de todo... yo no lo soportaría.

—Está bien—Harry acaricio mi brazo.

—Ojala su vida regresara a mi hermano.

—Encontramos a tu madre—exclama Niall antes de poderme romper a llorar.

—¿Qué?—espete mirándolos alternamente.

—Estuvimos investigando—mira a Harry cómplice—Y vive aquí, en los ángeles.

—Niall, te dije que no quería saber de ella...

—Necesitas pasar página, Evelina. Saber lo que paso, que es de ella y ella también debe saber lo que ha pasado—alega Harry.

—No estoy lista. Esto es demasiado—lloré. Harry me abraza.

—Lo necesitas, necesitas sacar todo lo que estas reprimiendo. Ella es tu familia y te lo debe—me sujeta de los hombros y me observa atentamente—Solo si después de esto no quieres saber ni hablar de ella nosotros lo entenderemos, y ella también. Ahora nosotros seremos tu familia—me seca las lágrimas.

—De acuerdo—asentí. Harry me toma de la mano al caminar hacia el auto de Niall.

Media hora más tarde, aparca frente a una gran casa color beige en el centro de la ciudad. Era hermosa, claramente, tenía buen estatus social. Enseguida me arrepentí. No quería hacerlo, no quería verla, ni siquiera se que iba a decirle. El presentimiento de un posible rechazo me embriagó.

—No—murmuro antes de que Niall baje del auto—Esta mal venir sin avisar.

—Eres su hija, no debes avisar.

—Pero... ¿estás muy seguro de que es aquí?

—Sí—contesta Harry desde atrás.

—¿Y si no se encuentra en casa?

—Ever—me reprocha Niall.

—¿Saben por lo menos si está casada o tiene otros hijos?

—Si quieres saberlo, baja y averígualo.

—Ella me abandonó, ¿Por qué me resiviría después de tanto? Ella debería buscarme. No yo a ella.

—Evelina, estamos aquí para que sepas que fue lo que paso, para que dejes de vivir con la idea de que ella te abandono por lo que te haya hecho creer tu padre, no para que te acepte, la perdones y vivas con ella. Nosotros, ahora somos tu familia—habla Harry dulcemente. Tenía razón, por un momento me perdí en sus brillantes ojos y en su sexy boca. Bajo la mirada sintiéndome avergonzada. Abro la puerta, antes de salir noto que ellos no hacen lo mismo.

—¿No irán conmigo?—cuestión algo decepcionada.

—Es algo que debes hacer sola—excusa Niall. Miro al otro chico.

—Estaremos aquí si nos necesitas. Todo irá bien—aprieta mi mano. Suspiro, contemplo nuestras manos e imagino que se sentirá entrelazarla con la mía mientras caminamos por la playa con el sol golpeando mi rostro mientras observo el suyo. Esa cursi imagen me hace salir disparada del auto. Cruzo la calle sujetando de los lados mi vestido blanco. Llegando a la acera mis sudorosas manos estaban temblándome. Aprieto dos veces el timbre y enseguida aparece una mujer joven, alta, de cabellos castaños abundantes y rizados, ojos azules y piel bronceada. La miro sorprendida y ella me mira como si ya me conociera.

—Evelina. Pasa—me sonríe y se hace a un lado para que entre. Me paralizo un momento. Miro mis pies que estaban a punto de pasar arriba de una alfombra roja elegante directo a un sofá elegante.

—Disculpa, creo que me equivoque de casa—me toma del brazo antes de darme la vuelta.

—Por favor—pide con los ojos de imploración. Algo que yo haría

Me adentre dándole la espalda, diciéndome a mí misma que no me parecía en nada a esa mujer, que parecía casi de mi edad.

—¿Quieres beber algo?—la observo y sigue sonriente. ¿Por qué sonreirá tanto, tendrá botox en los labios?

—No, gracias.

—Eres una agradable sorpresa, siempre eres muy bienvenida aquí.

—Vaya, lo malo es que no sabía nada de esta segunda casa secreta.

—No es secreta—observe los porta retratos. Muchos portarretratos. Había dos niños pequeños y un hombre. Ahí fue donde sentí que me derrumbaría.

—Me gustaría saber tu nombre, porque por las circunstancias que ya conoces no puedo llamarte "mamá"

—¿No sabes mi nombre?—pregunta decepcionada y sorprendida.

—En realidad no sé qué hago aquí.

—Es Taylor—espeta evitando un intento más de largarme.

—Bien, Taylor, no vengo aquí por una explicación porque lo que veo me lo dice todo.

—Pero yo quiero contarte mi versión, la que seguramente es distinta a la de tu padre y a la de tu hermano, aunque él era muy pequeño para entender todo. Acepto que no hice las cosas bien...

—¿Hablas de Jared, como tu hijo?

—Si—responde dudosa.

—Tengo una pregunta—asiente con la cabeza extraña—¿Crees tú que sea responsabilidad mía tener que buscar a una persona que abandono a dos niños para invitarla al funeral de uno de ellos, después de catorce años?

—¿Qué?—exclama después de casi un minuto procesando mis duras palabras—¿Dices que Jared... falleció?—tragué duro. De un momento a otro cayó sentada en el sofá soltando un sollozo desgarrador. Me asuste y me desoriente enseguida.

Un chico de mi edad apareció en la habitación.

—¡Mamá!—la observa sujetándola. Luego me observa—¿Qué le has hecho? ¿Quién demonios eres tú?—grita hacia mí.

Yo estaba petrificada, ¿Quién era él? No podía ser su hijo.

—Te he preguntado algo—me toma del brazo fuertemente al mismo tiempo que siento un potente dolor en mi vientre, me suelto y llevo ambas manos sobre el. Suelto un grito inconscientemente. Taylor seguía llorando. El dolor hace tirarme de rodillas sobre la alfombra y el chico retrocede unos pasos.

—¡Ever!—exclama Niall entrando con Harry a la casa. Estoy a punto de desmayarme cuando siento como Harry me toma en sus brazos y me saca del lugar. Pronto deje de oir los sollozos de Taylor y los horrendos gritos del chico.

Cruzando la acera abrí un poco los ojos. Pude ver como una gran camioneta blanca aparcaba en la entrada y de el bajaba un hombre mayor con cara preocupada observándome.

Entonces cuando cerré los ojos, soñé con esa noche, la segunda vez que habia visto a Zayn Malik. Un auto iba siguiéndome, era ese. Y un hombre se bajó.

Era él.

Goodbye, Zayn Malik.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora