Capítulo 17: "Coqueta"

60 3 0
                                    

"

Otoño 2014

Era medio día. Estaba en casa mirando películas con John en la sala. En media hora tenía que alistarme para ir al trabajo. John coloco su brazo alrededor de mis hombros, lo observe por su acción y él a mí. Me dedico una sonrisa nerviosa, acerco su cara a la mía. Yo me quede estática. No sabía si simplemente alejarme y fingir que no note que deseaba besarme o empujarlo un poco, advertirle que mi padre estaba en casa y no le agradaría vernos compartiendo ADN. Gracias al cielo no tuve que hacer ninguna de las dos cosas, aunque lo hubiese preferido. Papá nos interrumpió apareciendo en la habitación, carraspeando su garganta.

-Debes cambiarte ya si quieres que te lleve al trabajo-. Dijo, colocándose una chaqueta. Nos miró alternamente.

John y yo nos habíamos separado casi medio metro en el sofá.

-Yo me he ofrecido a llevarla, señor-. Le dijo John a mi padre. Lo mira un momento.

-No quiero que se te haga tarde para tu trabajo, papá-. Dije, convenciéndolo.

Mi padre trabaja en una fábrica de zapatos casi en las afueras de la ciudad. Hacia dos viajes al día. Por la mañana y por la tarde, a veces hasta muy noche regresaba a casa, a veces se iba a beber con sus compañeros de trabajo, aun sabiendo que yo odiaba eso.

-¿Es tuyo el picap blanco que esta allá afuera?-. le pregunta mi padre a John, nada sorprendido.

-Si, señor.

-¿Un regalo de tus padres?-. John asiente.

-De graduación.

-¿Qué edad tienes?

-Veinte, señor-. Me levante del sofá.

-Papa, ¿puedes terminar el interrogatorio? Se nos hace tarde a ambos-. Dije, fastidiada. –No ocupo cambiarme, en mi bolso tengo mi uniforme. Me pondré allá-. Camine hacia el otro sofá al extremo izquierdo de la sala y lo tome.

-No llegaré a cenar-. Dijo mi padre, en cuanto abrí la puerta de la entrada. Lo mire un momento. Sabía el porqué, y no quería discutir sobre eso frente a John.

-Bien.- bufé.

John noto mi enojo hacia mi padre por las últimas palabras que le dedica. Además de que no había hablado en todo el camino.

-¿Estas bien, Ever?-. Pregunto, una vez aparcado su auto frente a la cafetería.

-Sí, es solo que me molesto que mi padre te interrogara.

-Tiene el derecho a hacerlo. Solo quiere cuidarte. Al fin y al cabo soy un desconocido para él.

-Gracias por traerme-. Le sonreí, abriendo la perta, salí del asiento, volví a cerrar la puerta, rodee el auto y lo mire por la ventanilla del piloto. –No veremos luego-. Lo bese en la mejilla, di media vuelta, cruce la calle y entrando al local, Taylor me dedico una mirada fulminante.

Taylor era la cajera y dueña del pequeño lugar. Tenía pequeñas arrugas en la cara y cabello rubio.

-Llegas tarde. ¿Y tú uniforme?-. Alza la voz y un par de personas que se encontraban almorzando voltearon en mi dirección.

Mire el reloj que se encontraba arriba de la pequeña ventanilla de acceso a la cocina.

-Cinco minutos.- escupí sin perder mi tono amable. –Más uno para ponerme esto-. Saque la blusa de mi bolso.

-Otro para buscar tu delantal-. Me metí en el baño y me cambie la blusa tan rápido como pude. La del uniforme era de color verde oscuro, con líneas rojas en los bordes.

Recogí mi pelo en un moño. Salí justo cuando el lugar comenzaba a llenarse, era justo la hora en la que la gente que trabajaba buscaba algo rápido para almorzar. La comida de aquí no era mala, pero había mejores. Me dirigí a la parte de atrás, cruzando la cocina, deje mi bolso en un pequeño locker y tome mi delantal. Me lo amarre en la cintura y cruce la cocina de nuevo para salir.

-Hola, Ever-. Me saludo Roger, un primo de Savannah, uno de los cocineros. El simpático. Había otro gruñón llamado Calum, que siempre que me miraba, me recorría completamente. Unas veces me ignoraba y otras me saludaba afectuoso y confiado. Me caía mal por eso.

-Hola, Roger. ¿Qué tal?

-Ya ves, friendo ataques cardiacos-. Dijo, vertiendo papas crudas a la freidora. Sonreí.

-Evelina. Hay una mesa que necesita que la recojas para que pueda llevar la cuenta-. Me dijo Danna, déspota, irrumpiendo.

Danna era otra empleada, no era familiar pero se notaba el favoritismo por parte de la señora Taylor. Era irritante e indiferente, casi igual que Calum. Y me faltaban razones para pensar que ambos tenían algo contra mí.

-Voy en seguida-. Se giró y salió. Roger me dedico una mirada de disculpa.

Salí hacia los comedores y desocupe los platos de la primera mesa que estuvo ocupada en cuanto llegue. El lugar rápidamente se llenó.

Así fueron las siguientes dos horas, llevando y recogiendo platos de las mesas. Faltaba más de una hora para el descanso.

Justo cuando deje unos platos en la barra, mi celular vibró en el bolsillo de mi pantalón. Sonreí de inmediato. Zayn me llamaba.

-Malik-. Escupí alegre.

-Hey, ¿Qué es de ti? Estoy afuera de tu casa-. Le dije un poco serio a Ever por teléfono.

-Lo siento, estoy trabajando. ¿Todo bien, señor gruñón?

-¿Tu trabajo acaso consiste en quebrar platos?

-Oye, uno hace lo que puede, aunque no lo creas, de las mesas a la cocina es un laberinto. – reì.

-¿Y los patines?

-Se quedaron en los sesentas.- Sentí la mirada de Taylor sobre mí.

-¿Dónde es?

-Golds coffee, a unas manzanas del teatro.- subí la mirada, en efecto, me observaba.

-Bien-. Me colgó. Gire rápidamente y choque con Danna que traía un par de platos en las manos, estos cayeron al suelo rompiéndose en pedazos grandes y pequeños.

Danna me asesino con la mirada.

¿Qué no puedes hacer nada bien?-. Dijo, sin alzar la voz.

-Entonces tú no hagas el trabajo de ella-. Dijo Taylor, regañándola. –Ve por un recogedor y junta todo esto. En cuanto a ti-. Me apunta con el dedo. Ven conmigo-. Dio media vuelta y camino hacia la cocina. Rápidamente la seguí, paro en cuanto llegamos a los lockers de los empleados.

-Te he dado una oportunidad porque eres la mejor amiga de mi sobrina, pero no por eso te daré trato especial, ¿Me oíste?-. Iba a responder pero me interrumpió. –Te daré otra oportunidad, esos platos, igual que los del mes pasado, te los descontare de tu paga. Pero al próximo que rompas, o rayes siquiera, te irás.- asentí, sin poder defenderme. Debería agradecerle la segunda oportunidad, pero su expresión me incitaba a no hablar, o si no lo arruinaría.

-Ah y otra cosa, deja de estar de coqueta con mi hijo.- fruncí las cejas. –Toma tus cosas, por hoy, no quiero verte lo que resta del día-. Se marchó, dejándome confundida.

¿Qué? ¿Coqueta con su hijo? ¿De qué diablos hablaba?


Goodbye, Zayn Malik.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora