Capítulo V: Érase una vez La Democracia

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Capítulo V

Érase una vez La Democracia

Viernes 29 de Octubre, 2010. 11:43 am.

Aún no se sabe qué fue lo que ocurrió exactamente en el salón de séptimo. Antonio no ha dicho ni una palabra desde que regresó. Pero esa no es la mayor de las preocupaciones para el grupo de sobrevivientes.

— ¿Qué haremos con él?

— Todavía no haremos nada. Esperaremos a ver qué pasa.

— Yo sugiero que lo encerremos en uno de los salones.

— Es un ser humano. No podemos encerrarlo y ya.

— ¿Acaso no lo has visto? Es evidente que está infectado.

Iván, Sebastián, Nicholas, Giovanni y David conversaban en privado sobre la preocupante situación de Antonio. Desde que regresó del salón de séptimo con una mordida en su mano, ha estado presentando síntomas de una infección. Ya habían transcurrido cinco horas desde entonces y podía escucharse cómo el pobre Antonio gritaba de dolor en uno de los salones mientras Brenda intentaba bajar su altísima fiebre.

— Sigue vivo y aunque esté infectado, debemos tratar de salvar su vida— Sebastián parecía ser de los pocos que apoyaba la idea de socorrer al malherido.

— No tenemos los elementos necesarios para ayudarlo aquí.

— No, pero la enfermería está muy cerca.

— ¿Te estás escuchando a ti mismo? ¿Quieres salir a la enfermería, con esas cosas golpeando a nuestra puerta, para saber que muy probablemente sea una acción en vano?— por otro lado, Nicholas opinaba que encerrarlo sería lo más acertado.

— Chicos, la fiebre de Antonio está empeorando. Acaba de vomitar y comienza a alucinar— Brenda interrumpió la reunión, con un pedazo de trapo mojado entre sus manos y la ropa manchada de una sustancia amarillezca, probablemente vómito.

— Creo que esto debemos decidirlo como una democracia: a votación— sugirió el profesor David mirando con asco la ropa de Brenda.

Nicholas y Sebastián asintieron con la cabeza y todos salieron de la oficina de rectoría, donde tenían su pequeño debate.

Reunieron a todos en la capilla junto al corredor de árboles. Sólo con echar un vistazo entre ellos, se podía comprobar que no parecían estar muy bien. Lorena continuaba con su interminable llanto por la muerte de su hermana; Adriana, aunque parecía estar un poco mejor, seguía en un estado catatónico alarmante; Daniel aún estaba en shock por la última conversación con su mejor amigo mediante el chat de Facebook y los cuatro niños de cuarto de primaria no parecían tener la suficiente edad para comprender del todo la situación.

— Estamos aquí reunidos para tomar una decisión importante— comenzó a hablar Iván en el pedestal del sacerdote— Como ya se enteraron, Antonio se encuentra en un muy grave estado. Tenemos sospechas de que pueda estar infectado por ese extraño virus, pero aunque lo estuviese, por el momento sigue estando vivo y algunos piensan que deberíamos salvarlo.

— ¿Cómo podríamos salvarlo?— preguntó Warein recostado contra la pared.

— La enfermería está muy cerca. Quien quiera ser voluntario deberá ir hasta allá, recoger todo lo que pueda y traerlo.

— Es muy arriesgado. Los infectados están en la puerta. Al abrirla, ellos podrían entrar. Además, ya vimos lo que ocurrió la última vez que intentamos ser héroes– replicó Nicholas.

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