Capítulo 7. Vacaciones accidentadas.

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Llegué al salón y ocupé mi lugar, pocos minutos después llegó Norman muy sonriente y se sentó al lado de Julieta y ella se recargó en su hombro.

Eso no me agradó mucho, esos dos tenían algo, era demasiada la confianza que se tenían y el acercamiento.

Además llegó con ella a un evento familiar, uno no lleva a cualquier persona a convivir con la familia.
Ahí entendí que no debía emocionarme más de la cuenta y si seguíamos teniendo algo él y yo, sería oculto, sin que nadie lo supiera.

El desfile terminó y Janet nos agradeció a Olivia y a mí, nos pusimos de pie y todos nos brindaron un fuerte aplauso. Norman fue uno de los más entusiastas.

Scott estaba sumamente orgulloso aplaudiendo también. Empezó la fiesta y todo mundo se dirigió a la mesa de los bocadillos.

– ¿Dónde estabas Mia? – preguntó inquisidoramente Olivia.

– Fui a ver a las modelos.–

– ¡Qué raro!, yo fui allá y no te vi.–

– Es que también fui al baño.–

– Ah, vale – respondió no muy convencida.

Moví la cabeza negativamente cuando la vi ir a saludar a un chico que la miraba. Yo me acerqué a la mesa y busqué algún bocadillo que no estuviera mezclado, pero como no encontré ninguno tomé un pedazo de queso y le di una pequeña mordida

– Uf, no hagas eso en mi presencia… me trae muy gratos recuerdos – dijo Norman detrás de mí y casi me atraganto, tomé una copa y bebí.

– Quieres provocarme un infarto, ¿verdad? – exclamé dandome la vuelta para encararlo.

– Tú también a mí, no tienes idea de lo sensual que te ves comiendo.

– ¡Estás loco! – dije mirando hacia el techo.

– Puede ser, pero... ¿no te fascina? – exclamó guiñándome un ojo.

– Pero, ¿ustedes se conocen? – dijo de pronto Julie parándose frente a nosotros y no supe que decirle.

Entré en pánico al pensar que hubiera escuchado el comentario de Norman, pero pensé que no tendría esa sonrisa en el rostro.

– Sí, estuvimos juntos un semestre en la universidad – respondió él muy seguro.

– Yo siempre he dicho que el mundo es un pañuelo, jamás me imaginé que fueras amiga de Norman, no te ofendas hermanito, ¡pero tienes unas amistades..! – dijo dándole palmaditas en el hombro – no lo digo por Julieta, ella es aparte. Pero te he conocido cada “amiguita” – agregó, rodando los ojos.

– Bueno, en realidad no somos amigos, no nos habíamos visto desde ese entonces. – dije siguiéndole el juego.

– Pero las amistades se pueden retomar, ¿verdad hermanita? – dijo abrazándola cariñosamente – además aquí entre nos Julie, si no fuera porque le ayude en matemáticas; Mia aún no se graduaría.–

– ¿No me digas que ella era la que te regalaba esos deliciosos chocolates?–

– La misma. – respondió muy seguro dándome una mirada de complicidad.

– Sí, es que mi mamá trabajaba ahí y siempre llevaba. Pero como a mí no me gustan, prefería dárselos a él en pago a sus clases, en lugar de…–

– Te dije desde un principio que jamás aceptaba dinero de las mujeres, ni siquiera pensaba cobrarte, tú insistías en regalármelos. – interrumpió mirándome seriamente.

Ardiente Tentación | Norman Reedus | CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora