Capítulo 5. Sorpresas te da la vida.

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Hoy hacía exactamente tres semanas desde mi último "desliz".
Me había costado trabajo resistirme, tenía que reconocerlo, había noches en las que flaqueaba y tomaba el móvil pero me obligaba a mí misma a ver la fotografía que nos tomaron a Brandon y a mí en Disneylandia para tomar valor y evitar llamar al extraño.

Curiosamente, Brandon se había dado más tiempo para estar conmigo; cenábamos juntos tres veces a la semana y todos los domingos habíamos ido al cine.
Entonces me sentí más culpable, porque si él estaba teniendo ese comportamiento es porque había notado algo raro en mí.

Esa noche me encontraba viendo el televisor en mi habitación, era viernes y a pesar de que eran las ocho yo ya estaba en pijama. Mi móvil sonó y lo tomé de la mesa de noche, el identificador señalaba "número restringido". Eso me llamó mucho la atención, pero pensé que podría ser algún cliente de la agencia llamando de un Nextel, así que contesté.

-Hola, buenas noches -dije amablemente y me respondió el silencio, no se percibía ningún ruido.

-Hola, ¿hay alguien ahí?-pregunta tonta porque evidentemente alguien me había marcado y debía sostener un teléfono del otro lado.
Y, de pronto, escuché un suspiro que me erizó hasta la punta del último cabello seguido por el tun, tun, tun que indicaba que había colgado.

Mi corazón se había disparado y me quedé como tonta viendo fijamente mi móvil, en espera de que volviera a sonar, pero nada. Me levanté bastante inquieta de la cama y empecé a caminar de un lado a otro de la habitación, como león enjaulado.

¿Sería posible que fuera él buscándome?, ¿me habría echado de menos?, ¿significaba yo algo para él por mínimo que fuera..?

Habían pasado 15 minutos y yo seguía con el celular en la mano caminando, miré al televisor al que hacía rato no le hacía caso y una pareja se besaba intensamente en una teleserie y, dejé que la debilidad ganara la batalla. Nerviosa busqué su número y lo llamé, después de cuatro timbrazos escuché de nuevo esa voz que me hacía perder la noción de todo.

- Hola - dijo sensualmente alterando todo mi ser.

- ¿Estás libre esta noche? - pregunté con el alma en un hilo.

- ¿Lo estás tú? - preguntó confundiéndome.

- ¿Acaso es un reclamo? - respondí seria.

- De ninguna manera, sabes que así no funciona.-

- ¿Entonces nos podemos ver?-

- Sí, en una hora en el lugar de siempre - dijo después de unos segundos en silencio.

Colgué y me quité el pijama inmediatamente, fui al armario y, como hacía frío tomé unos pantones. Con una camisa ajustada a juego y una chaqueta negra. Me solté el cabello, me maquillé ligeramente y me puse perfume. Tomé mi bolso y salí del departamento.

Crucé el lobby y lo vi parado al lado de los ascensores, vestía también unos vaqueros y un suéter azul. Le sonreí nerviosa y él me devolvió la sonrisa, como era su costumbre me ofreció su brazo y en cuanto lo tomé presionó el botón del ascensor.

- Buenas noches - dijo con esa hermosa y varonil voz.

- Buenas noches - respondí sintiendo como mi cuerpo temblaba.

Subimos y el ascensor se detuvo en el piso dos, subieron tal cantidad de personas que se llenó. Yo estaba parada delante de él y sentía su cuerpo pegado al mío que, aunado a su delicioso aroma y al movimiento propio del ascensor, provocó que mi cuerpo empezara a reaccionar.
Él ladeo ligeramente la cabeza para exhalar justo en mi oreja y en ese momento la excitación aumento al máximo
¡¿Cómo se atrevía a tentarme de esa manera,en un ascensor lleno de gente y con una cámara que grababa todo?!

Ardiente Tentación | Norman Reedus | CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora