Capítulo 11. Mentiras al descubierto.

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No pude moverme del pánico que me inundó, la escena del ping pong vino a mi mente y eso no sería nada a lo que sucedería si era Brandon el que estaba ahí. Norman alcanzó a subirse y abrocharse el pantalón y se volteó para encarar a quien fuera, yo sólo pude enterrar mi cabeza en su hombro mientras él trataba de cubrir mi cuerpo desnudo.

– Haré de cuenta que no vi nada – dijo Julieta pasando al lado de la mesa, cubriendo sus ojos con una mano a la altura de las cejas.

– Julieta – exclamó Norman, pero se calló, supongo que buscando qué decirle.

– Ahórrate las palabras, sabes que no es necesario.–

– ¡No quiero que pienses que soy de lo peor..! – dije muerta de la vergüenza por la incomodísima situación y además, aún no tenía clara la relación entre ellos.

– Tranquila Mia, jamás pensaría eso de ti, yo no soy nadie para juzgarlos. Además, es muy evidente la atracción que hay entre ustedes, me di cuenta desde el primer día.–

– ¿Y eso no te molesta? – pregunté asombrada.

– ¿Por qué habría de molestarme? Espera, ¡no me digas que piensas que entre Norman y yo hay algo más!
Norman, ¿no le has dicho que sólo somos amigos? – exclamó de lo más divertida, riéndose.

– Sí, pero ya me doy cuenta que no me creyó.–

– Es que por la forma en que se tratan cualquiera pensaría que son novios.–

– Nos conocemos de toda la vida Mia, el "baby" es como un hermano más para mí.
Bueno, me voy a dormir, lamento haberlos interrumpido, pero mejor que haya sido yo. Y no te preocupes, repito yo no vi nada, buenas noches. – tomó el vaso de agua que se había servido y salió de la cocina sonriéndonos en complicidad.

– ¡Qué vergüenza!, no podré volver a mirarla a los ojos.

– Tranquila, Julieta es muy relajada. Además, no es la primera vez que me pilla en una situación comprometedora – lo fulminé con la mirada – no me veas así, no te conocía.

– Será mejor que me vista y suba a mi habitación, no quiero ni imaginar qué habría pasado si no hubiera sido ella la que nos vio.–

– Quizá hubiera sido lo mejor para que de una vez por todas Brandon te deje en paz.–

– No Norman, así no. No quiero herirlo de esa manera. Además, ¿cómo quedaría mi reputación? También nos conocemos de toda la vida y mi papá lo adora.–

– Viéndolo así, tienes razón. Pero no quiero que duermas con él, vamos a mi habitación, ¡por favor!–

– No, te dije que no era bueno tentar a la suerte y ve, Julieta nos pilló, así que mejor ya no nos la juguemos de nuevo.–

– Está bien, pero, prométeme algo – me tomó de las manos – vas a terminar con él lo antes posible, cuando regrese de Europa ya no quiero que sea tu novio.–

– Lo haré, te lo prometo, en cuanto regresemos buscaré la forma de terminar con la relación. – me solté para acariciarle las mejillas y luego le di un beso.

Me levanté de la mesa y me vestí, él se puso su camisa y después me abrazó.

– Te voy a extrañar mucho Mia – susurró en mi oído.

– Yo también a ti, ¡voy a estar contando los días para volver a verte!–

–¡Y yo las horas! – dijo y me besó nuevamente y luego volvió a abrazarme.

Al día siguiente, nos despedimos en el aeropuerto. Ellos iban para Nueva York y sentí un gran hueco en el pecho, sólo pudimos darnos la mano, que Norman me acarició suavemente y un beso en la mejilla. Me sonrió cuando me soltó, Julieta me abrazó con fuerza y calidez, me dio otra sonrisa de complicidad y luego se despidió de Brandon.

Ardiente Tentación | Norman Reedus | CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora