En la cantina del pueblo José recordaba todas las cosas que le habían pasado. El despido y la amenaza a su jefe, ahora que lo pensaba fue una gran estupidez, no le convenía estar sin empleo. También pensaba en su familia, la cual ignoraba cada vez que bebía con la excusa de olvidar sus problemas, sabiendo que era una estupidez.
Estaba tan ajeno a todo lo que pasaba hasta que un ruido lo sacó de sus pensamientos, cuando levantó la mirada vio a la mujer que hizo de su vida un infierno. Trató de no prestarle la atención, fue en vano porque en cuanto ella lo vio se dirigió a su mesa, éste al mirarla no hizo nada mientras que ella le dio un abrazo y un beso cerca de la comisura de sus labios.
- ¿Que haces aquí María? Creía que estabas viajando por el mundo. Buscando un hombre rico para darte todos los lujos que quieras - la miró con asco - esa fue la razón por la que me dejaste. Para largate con el primer pendejo que te llenó los bolsillos de dinero aunque en la cama no creo que te haya complacido como yo - trató de levantarse pero la mano ella se lo impidió
- Sólo vengo a confirmar que después de tantos años separados sientes lo mismo por mi. Porque yo no te he podido olvidar y mucho menos a tu "amiguito" -Dijo tocando su pene que en ese momento estaba en reposo
- ¡Nunca fui tuyo y nunca lo seré! - Dijo él levantando un poco la voz - y como puedes comprobar ya no provocas nada en mi, ya no te deseo. Esos días de ser un idiota ya se terminaron, aunque pensándolo bien si siento algo por ti... Asco - se alejó de ella y caminó hacia la salida
- Siempre lo serás José. O no me digas que eres feliz con la bruja esa, que le serás fiel y siempre le juraras amor eterno, felicidad y blah, blah, blah - La voz de ella denotaba burla
- No es una bruja, es mi esposa, la madre de mis hijos y la mujer más hermosa que he visto. La amo, algo que nunca llegué a sentir por ti - Le contestó apretando los dientes
- ¿Y si tanto los quieres porque no estás con ellos?... ¿Prefieres tomar hasta perder la razón y revolcarte con las putas de este lugar? - Dijo ella alejándose entre las mesas mientras los hombres observaban el contoneo de sus caderas, volteó y le dijo - Aunque... se ve que es muy poca cosa y no creo que sepa como complacerte. Y recuerda que te guste o no, al final estaremos juntos. - La sonrisa que le dedicó provocó escalofríos en José
- ¡Yo no me estoy revolcando con nadie y el hecho de que esté en este lugar no quiere decir que busque aventuras de una noche, para que quiero otra mujer si ya tengo una! - Le gritó José antes de que ella desapareciera por la puerta del baño de damas. Pagó sus bebidas y se dirigió a su casa
Por el camino fue pensando en toda la tristeza que le causaba a su esposa, la forma en como la trataba. Era muy diferente a la mujer que creyó que jamás volvería a ver, aquella por la que dejó el pueblo donde nació, a sus padres y hermanos. La misma que lo traicionó con un viejo rico. Desde ahí se tiró a la bebida y la que siempre pagaba las consecuencias era Miguelina.
Al llegar a su casa vio las luces apagadas, abrió la puerta y se dirigió a ver a sus hijos. Dormían placenteramente. Fue a la recámara principal y miró a su mujer abrazando su almohada. Recorrió con sus ojos la figura que siempre lo volvía loco, aunque nunca se lo decía. Se desnudó y se acostó a su lado abrazándola por la cintura y acercándola a él. Aspirando su olor a flores. Inmediatamente sintió como su sexo despertaba pero trató de pensar en otra cosa para no incomodar a su mujer. La dejaría descansar y ya más tarde hablarían.
A la mañana siguiente Miguelina quería levantarse para ir al baño pero sintió un pesado brazo alrededor de su cintura y algo duro entre sus muslos, cuando fue consciente de quien era la persona que la tenía así se puso tensa. En ese momento aflojaron un poco el agarre y pudo levantarse. Al mirar hacia la cama vio a su marido que tenía una gran sonrisa. Se le hizo un poco extraño pero no le puso demasiada atención.
- Tenemos que hablar - Dijo él, cuando cerraba la puerta. Minutos después salió vestida con una bata blanca la cual no le cubría mucho. La miró y su deseo despertó haciendo una casa de campaña en la sábana que lo cubría. Su mujer abrió un poco más los ojos pero no dijo nada
- Ahora que excusa me vas a poner para disculpar tu comportamiento - dijo mientras se ponía un pantalón corto y una blusa de tirantes que se ajustaba demasiado a su figura y no dejaba nada a la imaginación. Si eso le molestó a él no dijo nada
- Ayer vi a María - Dijo en un susurro - Quería saber si todavía soy de ella. Yo la dejé en la cantina porque no quiero ningún contacto con esa mujer - el hombre aún seguía acostado- De seguro le dijiste que aún la amabas y que te habías casado conmigo por despecho o que no me dejabas porque no querías ver sufrir a tus hijos - Escupió con un tono de enfado
- Le dije que eres la mujer de la que me enamoré y que mis hijos y tu son lo más importante - Dijo levantándose de la cama y caminando hacia ella. En cuando la tuvo en frente la tomó de la mano y la llevó a la cama. Se sentó y la jaló para que ella hiciera lo mismo. La miró a los ojos con amor.
- ¿Es verdad eso que le dijiste o solo me lo cuentas para que no te reclame por lo que hiciste? - Le preguntó ella con los ojos llenos de lágrimas
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Tu Amor Me Salvó (Pausada)
RomanceUna profecía dice que una mujer mitad humana mitad hechicera acabaría con la maldición de un demonio... Él sólo piensa en hacerla suya... Ella en divertirse y sacar adelante la empresa de su familia - Hola "violetita" no te alejes tanto... Pronto se...