Tomó las manos de su padre y de ella – Saben que los quiero mucho… han sido los mejores padres del mundo… sin ustedes no se que sería en este momento n i donde estaría… gracias por aceptar a Georgina como mi compañera de vida y también por querer a mis hijos… les estaremos agradecidos por todo su apoyo a lo largo de estos años… se que cada quien  tiene trazado su destino pero es difícil dejar ir a un ser querido… siempre estarán en nuestros corazones – besó ambas manos. Su madre abrió los ojos y con lágrimas en los ojos les cubrió las manos

Debido a los aparatos no pudo abrazarla pero le dio una mirada cargada de amor. La mujer continúo hablando.

Sabía que era hora de despedirse para ir a un lugar mejor donde podría continuar cuidando a su familia y darle ánimos a su esposo – Hijo… mi niño hermoso… siempre fuiste la luz de mi vida… eres un gran hombre… supiste salir adelante con todos los obstáculos que la vida te puso… has dado un buen ejemplo a tus hijos y se que harás de ellos hombres y mujer de bien… ya es hora de que valla con el creador… no quiero que estén tristes… me voy feliz porque tienes junto a ti gente que te ama… recuerda que nunca debes hacer a un lado a quién te apoya y cuenta contigo… – su madre cerró sus ojos. Cuando los abrió miró a su pareja– Alonso… te amo… siempre serás el hombre al que le entregué mi corazón y lo supo cuidar… gracias por estos años juntos… en los buenos y malos momentos siempre me apoyaste…  sabes que donde quiera que esté los cuidaré – Dio su último aliento y con una sonrisa en los labios falleció.

En cuanto eso pasó él sintió que el mundo se le venía encima. Ella siempre fue una pieza importante en su vida al igual que su padre y familia.

En cuando el médico entró a desconectar a su madre vio que su padre sollozaba. No podía dejarlo solo, ahora serían solo ellos. Se acercó más a su cama y lo abrazó. Dejó que se desahogara, el doctor le aplicó un sedante.

En cuanto el hombre se durmió el se dirigió a un sofá. Recostó su cabeza en éste, sacó su teléfono del bolsillo de su pantalón y marcó a su mujer, al tercer tono contestó – Gina… necesito que vengan a la clínica… mi madre acaba de fallecer – dijo con la voz entrecortada y lágrimas saliendo por sus ojos

– Pero… como pasó…  estaba bien cuando nos fuimos… no te preocupes amor… aviso a los chicos y vamos para allá… no dejes solo a tu padre… ahora mas que nunca necesita de tu apoyo… mejor dicho de nuestro apoyo… somos la única familia que le queda – cortó la llamada, cerró sus ojos y recordó todas las cosas que había pasado al lado de su suegra

En casa de los Roguez los jóvenes se encontraban comiendo en la cocina, planeando sus vacaciones.

Escucharon un ruido, inmediatamente fueron a la sala, al mirar a su madre se preocuparon

– Mami… Por qué lloras… ¿Qué ha pasado? – preguntó Bianca, esperaba buenas noticias respecto a la salud de su abuela. Jamás se imaginó lo que su madre les diría

– Hijos… su padre habló… Inés ha fallecido… su cuerpo no resistió los golpes – las lágrimas salieron. Sus hijos se abrazaron.

Esa mujer fue como su segunda madre. Siempre estuvo con ellos y cuando enfermaban ella los cuidaba.

Subieron por una chamarra y en cuanto bajaron se dirigieron al garaje, el chofer alistaba la camioneta.

En el camino al hospital llamaron a los Domes y pidieron que los apoyaran con la empresa, Sergio se encargó de avisar a amigos cercanos y socios de su abuelo y su padre.

– Madre… ya llegamos – Georgina iba tan metida en sus pensamientos que ni siquiera se dio cuenta de eso. Uno de los jóvenes la ayudó a bajar y los demás iban detrás de ellos. Todos con los ojos llorosos

Entraron al nosocomio, tomaron el ascensor y fueron directo al cuarto, cuando iban llegando vieron salir a los doctores y enseguida vieron a su padre con los ojos tristes. Éste al ver a su mujer la abrazó fuertemente y recargó su cabeza en su hombro y comenzó a llorar por la pérdida de su madre.

– Que bueno que ya están aquí… tengo que hacer los preparativos para el funeral… también para poder llevarnos a mi padre a casa… no quiero que esté aquí – dijo con la voz entrecortada y clavando la mirada en su esposa e hijos

– Sólo deja verlo y te acompaño… no es bueno que ninguno de los dos esté solo – se separó de él y fue a donde estaba su suegro. Le tomó la mano y besó su mejilla – Lo siento mucho… me duele su partida… sabes que siempre los he visto como mis padres… estoy tan agradecida por eso – una lágrima resbaló y con la manó la limpió

El hombre abrió los ojos y la miró a la cara – Hija... nosotros también te acogimos con una… eres importante para esta familia… gracias por cuidar de mi hijo en este momento tan… – no pudo terminar porque comenzó a llorar como un niño pequeño

– Alonso… sabes que siempre estaré con ustedes… Gregorio hará los arreglos necesarios para que vayas a nuestra casa lo antes posible… allá te cuidaremos – Limpió las lágrimas de su suegro y besó su frente – acompañaré a tu hijo a hacer las diligencias… los chicos se quedarán contigo – le dio una pequeña sonrisa y salió.

Fue a la sala de espera y ahí se encontraban los Domes, al verla, Miguelina fue a su encuentro y la abrazó. Brindándole su apoyo. – en verdad me da mucha pena lo que pasó… si necesitas algo no dudes en pedirlo… estamos para lo que requieran – la soltó y fue hacia donde estaban sus hijos

– Necesito que vayan a acompañar a su abuelo… no lo dejen solo… en cuanto todo esté listo les avisaremos – se despidió de ellos y salió junto con su marido

Tu Amor Me Salvó (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora