Después de lo que dijo la bruja, el matrimonio se miró con preocupación pues Georgina nunca creyó que los actos de sus antepasados afectarían el presente y futuro de su familia, en especial de su próximo hijo. Y por lo que había escuchado sería una niña hermosa. Recordó cuando tuvo una plática con su marido, estaban eligiendo el nombre del bebé. Si era niño lo llamarían Rafael, como su abuelo y si era niña le pondrían Bianca, como la abuela de él.

- Señora, ¿se siente bien? - La mujer al verla se levantó y la abrazó tratando de tranquilizarla. El esposo al verla también fue hacia ella. La tomó entre sus brazos y se dirigió nuevamente al sofá

- Ya estoy mejor, es sólo que me impresione un poco por esta noticia. Creí que el pasado no podría afectar a mis hijos pero ya veo que si - miró a los ojos a la otra mujer y le dio una pequeña sonrisa

- Amor, recuerda que siempre estaré contigo para cuidar de nuestra familia - Contestó el hombre besando sus nudillos. La bruja se levantó y extendió la mano en señal de despedida

- Bueno señores, yo me retiro. Cualquier duda que tengan puedo resolverla. Ya saben donde vivo, son bienvenidos - Cuando iba camino a la puerta la voz de Gregorio la detuvo

- Miguelina, no se si estarás enterada de que tu marido llegaba tomado al trabajo - Le dijo él y ella asintió - Bueno, ayer lo despedí porque no era la primera vez que llegaba así y ya tenía demasiadas llamadas de atención. Pero quiero que le digas que si está dispuesto a dejar la bebida y cambiar su vida puede que haya una vacante para él - Le informó él

- Estoy al tanto de eso, muchas veces mis hijos y yo le hemos rogado que la deje pero no nos toma en cuenta - Su rostro adquirió un semblante triste - Y respecto al despido no me ha comentado nada pero se que fue totalmente justificado y creame cuando le digo que no haré nada por defenderlo. Él se lo buscó - Contestó con determinación

- Nos tranquiliza que no pienses en venganza, estábamos preocupados por lo que le pudiera pasarle a nuestra familia - Dijo él levantándose y tomando de la mano a su mujer.

- Yo nunca les haría daño. Ustedes siempre han sido un ejemplo a seguir para todos los que habitamos en esta región. A veces quisiera que mi familia fuera como la suya. - Dijo en tono triste

- No te preocupes, recuerda que tu y tu familia siempre serán bienvenidos en esta casa. Cualquier cosa que necesites no dudes en pedirlo. Mi esposo y yo te ayudaremos - Dijo Georgina y abrazó a la mujer

Miguelina salió de la mansión y se dirigió a su casa, sabiendo que en cuanto llegara encontraría a su marido tomado o en la cantina y a sus hijos sin comer. Eso la llenó de rabia porque siempre procuraba que su familia no sufriera la misma suerte que ella en su infancia. En cuanto abrió la puerta encontró a dicho hombre tumbado en el sofá con olor a alcohol. Al verlo le entraron unas enormes ganas de golpearlo con lo primero que se encontrara a su alcance pero se contuvo. Pensó en sus pequeños y lo único que hizo fue tomar un vaso con agua y lanzárselo a la cara.

- En lugar de estar ahí todo borracho deberías buscar empleo - dijo las palabras con rabia - Fui a la casa de los Roguez y el señor me dijo que si querías recuperar tu puesto tendrías que dejar la bebida - esto ultimo salió como un suspiro

- No molestes mujer, ese hombre me corrió injustamente y por eso mismo pagarán las consecuencias él y su maldita familia - dijo el hombre tratando de levantarse - Además tú como mi mujer me debes apoyar en todo - La tomó de la muñeca y la sentó en su regazo. Sintiendo ésta entre sus nalgas la gran erección

- ¡No digas estupideces! Si te despidieron fue por tu imprudencia y ese maldito vicio - Gritó Miguelina levantándose y arrojándole el vaso, él lo esquivó con dificultad - Yo no me vengaré de nadie. Si quieres hazlo solo. Ni siquiera te apoyaré en tus decisiones futuras, y mejor vete. No quiero verte cuando salga de la recámara - Le dijo su mujer entrando al lugar

- Está bien mujer pero no quiero que me busques. Me voy a la cantina o mejor a un burdel. Haber si ahí encuentro una mujer con la cual coger, que me haga sentir bien por que tú ni para eso sirves - dijo él y antes de salir la voz de ella lo detuvo

- Te la vives en ese lugar. Ya no estas con nosotros. Acaso no sabes que te extrañamos, ya ni siquiera se si somos una familia o solamente unos desconocidos - Le dijo con la voz entrecortada

- Y para que quieres que este con ustedes. Solo me molestan - El tono en que lo dijo le dio escalofríos a ella - Regreso más tarde, no me esperes despierta. O tal ves si. Puede que tenga ganas de estar con MI mujer - le dijo dando a entender que ella era de su propiedad. Salió y dio un portazo

Miguelina veía a través de la ventana como se difuminaba la silueta de José en lo profundo del bosque, pensó en todas las cosas que pasaron juntos en todos los años de matrimonio. Recordó también cuando le pidió que se casaran y la forma tan romántica que la trataba. La hacía sentir como una princesa en uno de los cuentos de hadas que su madre le contaba de pequeña. Sólo que este no terminaba en un final feliz sino en una pesadilla. Nunca imaginó que se convertiría en un auténtico infierno y que su príncipe azul fuera el malo del cuento.

Con este último pensamiento se dirigió a la habitación de los pequeños para comprobar que estuvieran dormidos y no hayan escuchado nada. Sus hijos adoraban a su padre, pero la que mas cariño le tenía era Malena. Lo veía como su héroe siendo que era todo lo contrario. No le diría nada a su hija, dejaría que ella conociera al hombre como en verdad era

Tu Amor Me Salvó (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora