Capítulo tres.

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______'s POV.

______: ¿¡QUE TE QUÉ!? –Pregunté, tal vez me estoy quedando sorda y por eso escucho cosas que no. –

Christopher: Me voy a España con los chicos, es por trabajo mi amor, de verdad no quiero que... –No lo dejé terminar porque me fui corriendo a la habitación que comparto con él. –

No entiendo por qué tomé esa actitud, en realidad me siento muy confundida, no quiero que esto nos separe, tal vez por eso él no quería contármelo tal cual al principio, pero mi actitud no fue la mejor así que me decidí a ir con él, abrí la puerta cuando vi a la persona más hermosa en el mundo parado frente a mí, mi corazón se encogió, mis ojos se llenaron de lágrimas y me aferré a él con un abrazo que ni con toda la maquinaria más pesada en el mundo podrían quitarme.

______: No quiero que te vayas mi amor, no quiero. –Dije aún abrazándolo con toda la fuerza en el mundo. –

Christopher: Yo tampoco me quiero ir mi amor, pero es por nuestra gira y quieren que sea en España por mucho tiempo.

______: Entiendo, pero de igual modo no quiero mi amor, ¿qué va a pasar con nosotros, con nuestra hija?

Christopher: Yo lo sé, pero no podemos hacer nada y mi princesa se va a quedar aquí contigo.

______: Mi amor, yo no puedo quedarme con ella todo el tiempo, también estoy en una banda y vamos a iniciar con nuestra gira dentro de poco.

Christopher: Cierto, ¿qué se puede hacer cariño? No queremos descuidar a nuestra hija y no podemos hacer otra cosa.

______: ¿Y qué va a pasar con los otros chicos? Digo, Erick tiene una familia, Zabdiel está con Feer y Richard con Tina, pero repito que Erick tiene también una familia.

Christopher: Erick se llevará a Jay y a su hijo, con ellos no hay tanto problema porque Jay no es cantante como tú.

______: Mínimo ellos no se complicarán tanto la vida como nosotros.

Christopher: Lo sé mi amor.

______: ¿Y cuándo te vas?

Christopher: Mañana mismo.

______: ¿Por qué tan pronto? Apenas me dijiste, se pasan.

Christopher: No sé, nos dijeron que nos vamos mañana, de ahí en fuera, no sé más.

______: Significa que tengo todavía tiempo para disfrutarte, cariño mío. –Dije en un tono muy pervertido. Christopher entendió lo que quise decir y comenzamos a besarnos como malditos desquiciados. – Quiero que me cojas como nunca, tómame, rómpeme, haz lo que quieras, pero que sea una noche inolvidable.

Christopher nada más me tomó entre sus brazos y me abrazó con mucha fuerza para acto seguido llenarme de besos, me llevó hasta la cama y me acostó delicadamente sobre ella, se puso sobre mí de manera que no me aplastara con toda su gordura y comenzó a besar mis labios de una manera tan exquisita, después bajó sus besos y comenzamos a quitarnos mutuamente la ropa que nos evitaba el contacto puro de nuestra piel, me acariciaba el cuerpo con sus dedos mientras me llenaba de besos y de pronto nada más sentí sus dedos adentro de mí, solté un pequeño gemido el cual él se encargó de callar con un beso, comenzó a jugar con sus dedos y aceleraba el ritmo, de vez en cuando los sacaba y los lamía, después me dio a entender que comenzaría a hacerme sexo oral, su lengua me volvía loca, simplemente él me hacía un estupendo trabajo el cual le recompensaría en su momento, me estaba volviendo loca hasta que me corrí en su boca, él me probó y me dijo que estaba delicioso como siempre.

Me las ingenié para poder quedar sobre él, rozaba nuestras partes íntimas y él se ponía más duro de lo que ya lo sentía, bajé mi mano y mientras Chris y yo nos besábamos de una manera tan candente yo comencé a jugar con su amigo, lo masajeaba y después de un rato bajé hasta donde estaba y comencé a hacerle sexo oral a mi marido, hoy era algo especial así que hice de todo para dejarlo como loco y conseguí que se viniera en mi mano, después de haberle hecho sexo oral él me tomó y me puso debajo de él, no me importó nada y le exigí que me penetrara sin compasión así que eso mismo hizo, al principio lindo como siempre pero conforme me embestía, incrementaba su ritmo y me hacía gemir, jadear, gritar porque de vez en cuando me la metía hasta las entrañas, cambiábamos de posición y de repente era yo quien estaba arriba, movía las caderas de la manera en la que sabía que me pediría más rápido y después daba unos pequeños sentones arriba de él, él me agarraba y me ayudaba a hacerlo más profundo porque también se movía y lo sentía muy rico, íbamos a un ritmo algo lento ahora, pues no quería que se cansara tan pronto, todavía nos falta.

Kilómetros... (Christopher Vélez)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora